12.10.20

¿Qué es el hygge? ¿Se puede (debe) practicar en España?


En el Norte de Europa utilizan diversas técnicas de relajación, de confort personal,
que no son homogéneas en todos los países pero que en gran medida se centran en una vuelta a la búsqueda de la naturaleza, de la vida natural, del contacto con los principios básicos de convivencia. No necesitamos tanto y lo sabemos, y volver a la cueva es posible.

Cada sociedad tiene sus mecanismos propios, muchas veces cercanos a religiones, para sentirse seguros, confortables, felices, incluso más primitivos si volver a recuperar parte de formas ancestrales se puede llamar primitivismo, o una vuelta a los coneptos sociales más antiguos.

Hoy vamos hablar un poco del hygge, una técnica danesa y noruega muy simple que podríamos llamar "recogimiento", casi volver a la sensación de la cueva. 

Sentarse frente a un fuego de chimenea, natural o falso, abrigados con capas de lana o fibras naturales, beber en cuencos algunas bebidas calientes de la zona o una copa de un vino diferente, y recibir caricias o darlas, entre personas o con animales de compañía.

El hygge es tocarnos, es sentirnos, estar confortables entre amigos íntimos, es comer dulces con té mientras la familia habla y escucha, en voz baja escuchando crepitar los maderos de les chimenea. 

El hygge es intimidad cómoda, es seguridad con los que te acompañan y contigo mismo. La simpleza natural, el fuego y las personas a su alrededor, la comida en común, la oración interna, el enfrentarse a la vida desde la calma, la amabilidad, la aceptación. 

El hygge lo pronuncian como un "Hu-Ga" que sería nuestro recogimiento, nuestro estado de confort que nos acoge casi como en el vientre de la madre. Calor, amor, tacto, oscuridad, sonidos suaves.

Pero además podemos extender estas prácticas y llevarlas a los espacios personales. No siempre debemos estar acompañados de personas afines. 

Un libro y esa misma sensación encajan perfectamente. Una música suave, una habitación cálida y pequeña, íntima, decorada con elementos cálidos y donde hablamos con nosotros mismos sin recriminarnos nada. Simplemente nos escuchamos internamente y nos intentamos conocer algo más.

Unas velas, unos olores, un baño caliente, unos pastelitos con un café, una película que nos ofrezca simplemente bienestar, un volver dentro de uno mismo y mirarse para tomar conciencia de qué eres, de qué quieres ser, pero con calma, sin castigarte nunca. 


El cansancio social a obedecer ataca España en la COVID


El cansancio social ante la pandemia del COVID es posible que nos invada en España cuando más necesitemos obedecer y entender las restricciones, pero los errores, las peleas al máximo nivel, el exceso en el tiempo de controles sociales que no siempre se entienden, hace que la sociedad está cansada y empiece a no creer en nada, incluso entre las capas más proclives a ser obedientes.

Es posible que la Ola del Otoño se junte con la no vencida del Verano, incluso que se una a la Gripe estacional sin una vacuna de Gripe bien aceptada y distribuida.

La dosificación de las medidas de control, pero también la pedagogía de una voz respetable es fundamental. Y no hemos sido capaces de lograr lo primero ni de preservar lo segundo. Podemos tener dudas sobre la persona que explica, pero debería haber sido una obligación DE TODOS mantener su respeto social a salvo, para crear confianza. 

Nos quedan meses complejos, duros, en la enfermedad de salud y en la social y económica. Y las tensiones serán las que vayan marcando el futuro. No el COVID sino la incapacidad de gestionar la crisis por parte de TODOS.

11.10.20

Ser Voluntario ayuda mucho a la autoestima propia


Llevo varios meses haciendo labores de voluntariado en una gran organización. Y la verdad me está sentando muy bien para la mente, para superarme un poco más cada día, para creerme que soy capaz de hacer cosas. Solo el hecho de sentirme útil ya me hace despertar con más ganas cada mañana. Saber que lo que hago, sirve, es un lujo para la autoestima.

Me propuse como una obligación hacer todos los días de lunes a viernes entre 3 y 5 horas de trabajo, con la calma que da saber que si un día te encuentras enferma y no puedes ir, no pasa nada, y en un entorno seguro donde nadie quiere perjudicar a nadie.

En este tiempo estoy realizando labores administrativas y de Igualdad de Género y además voy a aprovechar para formarme y aprender cosas nuevas.

Estoy superando poco a poco miedos, ganando en autoestima y aunque los inicios cuestan un poco, porque pienso que no voy a poder con esta tarea o con esta otra… al final respiro, me calmo y puedo poco a poco con todo. 

Eso sí, sabiendo que tengo unos límites y que hay cosas que por mi formación no puedo hacer, pero eso ya es otro tema.

El caso, y para concluir, es que para personas desempleadas de larga duración y con el ánimo un poco bajo, ser voluntari@ puede ser una solución para tener la mente distraída y echar una mano donde más se necesita.

Sólo tienes que buscar lo que más te convenga y se adapte a ti. Y eso sí, no dejar de buscar un empleo remunerado, pues al final todos tenemos que sobrevivir en un mundo consumista y duro.

Laura Puente Ajovín

O cambiamos a los periodistas o les obligamos a ir otra vez a la universidad


El papel que están haciendo muchos periodistas por la España actual es abominable y sobre todo triste e incluso peligrosa. Necesitamos calma, tranquilidad, pluralidad y no espectáculo, sea televisivo, en redes o en artículos. Se necesita reflexión y aportar ideas, no insultar y aportar insultos de variado tipo o fuerza. Se necesitan periodistas profesionales que entiendan lo que España necesita en estos tiempos. España… no "su España".

Ayer otro técnico, en este caso el economista Juan Torres abandonó un espacio televisivo por el camino de los insultos de algunos periodistas hacia el momento y su presencia. Un periodista NUNCA debe llevar su odio particular hacia sus opiniones, pues se convierte en un animal irracional nada recomendable para ser escuchado. Sea de la ideología que sea. 

Todos debemos poder opinar con libertad, pero también con responsabilidad. Los vendedores de humo y miedos deben saber que están vendiendo un futuro peor, que su trabajo no sigue los cánones que les enseñaron en las universidades, de explicar e informar, de opinar aportando y no destruyendo. El papel de los periodistas en la sociedad es fundamental, pero utilizarlo para fines bastardos es peligroso.