10.4.24

¿Todo cambio es innovar? ¿Qué es la innovación?


Innovar parece una obligación de estos tiempos, una decisión casi una urgencia sin pensar muy bien si realmente somos capaces de hacer cambios en positivo. Innovar es modificar, es cambiar y por ello, una de las leyes básica en todo proceso de innovación es cambiar a mejor, es mejorar los procesos o el servicio o el producto.

Todo lo que se cambia, solo puede ir a mejor o a peor. 

Si va a mejor es innovar. 

Si va a peor es equivocarse. 

Por eso solo aquellos procesos que nos lleven a mejorar el producto final se les puede considerar innovación. el producto final puede ser la facturación o el beneficio.

Puede suceder también, que un proceso de innovación sea una obligación sobre un producto o servicio bueno, que no necesitaría en principio mejorar. 

Esto puede suceder si todos los procesos o productos inferiores sobre los que se compara, sufren transformaciones y cambios, buscando su propia innovación. 

Si el anterior, el que era considerado mejor, no cambia, será considerado viejo o antiguo. Aunque todavía siga siendo mejor que el resto. Pierde distancia y por ello parte de su éxito comercial.

Es muy complicado dictaminar en qué medida se considera un producto o servicio mejor que otro parecido; pero en cambio es muy sencillo determinar que algo ha mejorado innovando, sobre todo si nos lo explican a través de un anuncio directo o indirecto.

Algunas innovaciones solo buscar el conservar un puesto en el mercado. Y si no suman un valor añadido al anterior, el mercado nos enseña y obliga a que debe mostrarse alguno, para que se perciba como una mejora en innovación, que sea importante para quien lo compra o consume.

Los jabones en polvo para lavadora saben mucho de este juego vacío. Cada poco tiempo sacan a la publicidad un producto con algo diferente que la añade una característica mejor. Aunque solo lo parezca y nunca lo sea. 

Más blanco, más azul, menos contaminante, más duradero, menos tiempo, más sencillo, más reconocido por alguien con nombre, todavía más blanco, etc. 

El caso es presentar como innovación algo que simplemente es un cambio de anuncio. 

Eso no es innovación, pero tampoco muchas de las reformas que se nos venden como innovación y que muchas veces, son simples adaptaciones desde sistemas ya muy antiguos.

En realidad se innova muchas menos veces de las que nos explican que se innova, simplemente porque hemos aceptado que innovar es positivo, es recibir más a cambio de lo mismo.

Pero muchas veces la innovación real no se ve, no se nota. Puede ser organizativa, de distribución, de control de calidad, de proveedores, de rapidez en el servicio.

9.4.24

¿Es posible la Autodeterminación negociada?

Hay declaraciones públicas de algunos políticos catalanes, en España o en Europa, que además de preocupar son muy complejas de admitir, de entender, y sobre todo de asimilar por su unilateralidad. Y en eso el actual Gobierno de España se equivoca. Cuando se dicen ciertas declaraciones es para faltar al respeto a España —y por ello a los españoles— incluidos los que creemos en procesos de Autodeterminación. Y a los que hemos leído algo de Historia.

No estoy hablando en estos textos ni de amnistía sí o no, ni incluso de referéndum sí o no. Hablo del modelo, de las formas, de quien debe gestionar cada momento histórico. Y en esos modelos se equivocan todas las partes. 

El respeto a las instituciones que ya existen debe ser siempre exquisito, deben tenerse en cuenta antes de hablar, excepto que se hable para insultar o provocar queriendo, incluso hay que tener el máximo cuidado en algunas declaraciones por y hacia quien representa esos cargos, que merecen el máximo respeto.

En eso deberían aprender todos, incluido el PP. 

Cuando insultan al Presidente del Gobierno no solo insultan a un tal Pedro Sánchez que es provisional. Insultan a un Cargo representativo de la España total. Y eso es muy negativo. Eso es incluso peligroso de cara al futuro. 

Pero vuelvo sobre Cataluña y la Autodeterminación. Admitiendo que sobre este tema hay tantas opciones y opiniones como colores tiene la Gama Pantone.

Yo sí creo en el Derecho a la Autodeterminación, pero no solicitado sin sobrepesar todo bien, ni como capricho, ni como herramienta de huída, ni para dar un salto en el vacío. Afecta a todos los catalanes y a todos los españoles.

Es un Derecho bidireccional, eso hay que señalarlo de entrada, pero a nadie se lo ocurre que España solicite que Cataluña se salga de España. O por poner otro ejemplo, nadie piensa que se podría solicitar u obligar desde España que lo pudiera exigir hacer a Murcia, pues lo veríamos como una idiotez. 

Solo es posible la autodeterminación en la dirección de que "una parte" quiera salirse del "todo" para ir por libre. Creo en ese derecho, pero con todos los matices del mundo mundial.

Y también creo que no deben opinar en ese referéndum el resto de españoles (aunque nos afecta tremendamente), pero sí que hay que marcar unas directrices muy claras y contundentes

No se trata de hacerlo a lo tonto, a lo fácil, pues hablamos de un proceso histórico de enorme calado por lo que vendría después. Para todos, para España y para Cataluña. Incluso para Europa.

Sería normal que pudieran votar en ese proceso los catalanes desde los 16 años pues estamos hablando del futuro.

Sería lógico pensar en que al menos fuera necesario un resultado afirmativo de un 60% cuando no un 66,6% de los votos afirmativos válidos. O al menos una respuesta afirmativa del 55% del total de las personas con derecho a voto. O lo que antes de las dos opciones se produjera.

Sería deseable — fuera el resultado que fuera,— que no se pudiera intentar una repetición de ese referéndum hasta pasado un tiempo importante. Por ejemplo una Generación, que podemos tasar en 25 a 30 años.

Sería lógico construir un periodo intermedio tras el resultado, para realizar la separación con las máximas garantías sociales y económicas para ambos territorios.

Sería también deseable que intervinieran los organismos internacionales a los que pertenece el más grande, para garantizar las mismas relaciones entre todos. Hablo de la ONU, la OTAN y la CEE.

Y por último, creo que hay que empezar a pensar que España tiene un serio problema que solo tiene dos opciones de cara al futuro que yo ya no veré. Y que por si acaso, España debería prepararse para quedarse sin Cataluña y el País Vasco, aunque esto nunca vaya a suceder, con decisiones estratégicas que no pasan por decir a todo "amén Jesús" cuando le pidan el oro y el moro los que se quieren autodeterminar. 

Y lo digo desde Aragón. 

Personalmente creo que NUNCA se separarán de España ni Cataluña ni el País Vasco. Y lo digo con la clásica contundencia de quien piensa que esto es imposible por varios factores, que algunos no quiero ni imaginar. 

Pero que si por si acaso, no estaría nada mal pensar lo contrario para que no nos pille con el paso cambiado. Sin Cataluña, a España solo le quedaría Aragón para salir a Europa. Ya, sí, también el País Vasco. Ya. Conozco el mapa.

Julio Puente


2.4.24

La mentira de África: Las cigüeñas son inmortales

La Tercera Guerra Mundial estará aquí en breve dicen algunos políticos, analistas y pensantes varios que ocuparía varios artículos y reflexiones profundas. Lo que no se dice es que África ha estado en latente guerra perpetua consigo misma y frente a los demás durante las últimas décadas.

Si uno lee la novela Las cigüeñas son inmortales del escritor de la República del Congo, Alain Mabanckou, asiste a la escena final del libro donde el protagonista, un muchacho de 13 años, tiene que mentir para salvar a su madre. Pierde la inocencia, pero también se pone sobre el tapete una realidad que no es otra que la entidad de África siempre ha sido una mentira. Con total seguridad, si la novela se hubiera mantenido en la trama y en el tiempo la mentira del protagonista hubiera sido descubierta y el final de los personajes habría sido bien distinto; porque el tiempo es un juez cruel que pone a cosas, personas y hechos en su contexto real, no manipulado.

Pero salvar los muebles, en un primer instante, la mentira es el recurso primario y automático que surge no solo en las sociedades europeas, sino también en las africanas porque en ambos casos tienen una base común: el miedo y la supervivencia a nivel profundo y existencial. Esto existió en España durante la dictadura cuando sus habitantes, salvo honrosas excepciones, mentían para no tener represalias políticas. En Europa millones de trabajadores se mienten en trabajos de subsistencia sin decir lo que piensan de sus jefes por temor a la pobreza cuando no están metidos en ella o rozándola. En el mundo, millones de mujeres se mienten ante relaciones tóxicas por no tener independencia económica. Millones de pobres, da igual de qué latitud vengan, se mienten al creer en una salvación cuando son víctimas de trata de personas, de tráfico de drogas, de explotación laboral...

¿Qué es la mentira? Esta cuestión surge cuando lees la novela y la escena final antes mencionada. La mentira no es más que el negativo de una diapositiva que cuando se proyecta da la verdad. La mentira del niño, en un primer momento, oculta la verdad de las situaciones políticas que viven los países africanos. La mentira de África fue creer y hacer creer al mundo que tenían independencia de sus colonias. Cuando se ha visto la verdad con el paso del tiempo han salido los estallidos sociales, la hipocresía del mundo occidental ¿culto, civilizado? que bajo una supuesta filantropía no da más que migajas a los que por derecho propio nunca se les debió arrebatar ni esclavizar. Porque la problemática de África también va más allá de su marco geográfico y del tiempo (véase Estados Unidos)

La gran mentira de este país es creer que no hay racismo. Lo último que debes ser en United States es ser afroamericano: en su población las mayores tasas de pobreza, de presos en cárceles, de muertes por el salvajismo de la policía (todos recordamos cómo en directo un policía asfixiaba hasta la muerte a George Floyd) son pruebas fehacientes de que solo los WASP (white, anglo-saxon and protestant) prosperan en un país de deriva Trumpista.

La gran mentira de África fue creer que tras su independencia iban a lograr autonomía y las palabras del autor senegalés, Felwine Sarr, en su ensayo “Afrotopía” lo deja bien definido: ...independencias formales concedidas para la perpetuación de un sistema de dependencia política, económica y cultural, cuyo objetivo era mantener el control sobre los recursos del continente africano. Un saqueo que continúa hoy en día a través de contratos desequilibrados de explotación de sus recursos naturales, de un intercambio desigual, de flujos de capitales ilegales que salen del continente equivalentes a la inversión extranjera directa y a la ayuda oficial al desarrollo de una recolonización económica de los países por parte de las antiguas colonias (Costa de Marfil, Senegal, Gabón...) que controlan a través de sus grandes grupos (Bolloré, Total, Eiffage, Areva...) la mayor parte del sector privado productivo y de los bancos comerciales de los países africanos al sur del Sáhara. A esto se suma la penetración económica china que se hace en detrimento del continente africano: algunas infraestructuras a cambio del saqueo de sus recursos naturales y la colonización de sus tierras.

“Las cigüeñas son inmortales”, es el reverso de un muchacho soñador, Michel, que descubre que el anverso de su país y, por extensión, de África es creer en una utopía que les pueda salvar momentáneamente. Y, por supuesto, que lo hará de primeras como se mienten millones de personas en el mundo ante un cambio a positivo en sus vidas, pero luego vendrá la verdad y vendrán las frustraciones, la ira, el encono como se está observando en algunos países africanos que se alzan contra sus colonias (es el caso del movimiento France dégager, Francia ¡lárgate!) y veremos hacia dónde lleva toda esta deriva. La verdad de África necesita tiempo para ser descubierta, pero qué verdad surgirá ¿la que los pueblos africanos desean o la que desean los demás? Putin, con sus aliados chinos, algo de esto debe saber en el Sahel. Se verá...

OLGA NERI

La III Guerra Mundial ya está aquí para los que mueren y no tienen vivienda ni país


Soy un clásico, un tipo que se deja llevar por lo que dicen los demás. Soy como los demás. Ahora está de moda meter miedo con la III Guerra Mundial y voy yo y me lo creo. Soy un clásico.

Ayer mataron a siete personas de una ONG que repartían comida y así llevaban meses en medio de la guerra. No tenían derecho a que estuvieran molestando a los soldados que matan.

A su vez un país bombardeó la capital de otro país… para matar a seis altos mandos militares de un tercer país. Dos de estos países tienen armas atómicas para destruir. Cosas que tenemos que soportar.

Y eso sin nombrar a los rusos que nos mandan señales de que con sus bombas de nombres simpáticos (por ejemplo Satán II) pueden llegar en poco más de 3 minutos a Barcelona desde Moscú. ¿Nos daría tiempo en tres minutos para ducharnos y que al menos nos pillara la muerte con los calzoncillos cambiados?

No vamos a poner fechas, tampoco es eso, como tampoco ponemos modos para pensar en resolver las situaciones. Ya sé que nos vamos matando de poco en poco para evitar que nos matemos de mucho en mucho.

Se trata simplemente de graduar la muerte. Por que no debemos olvidar que la III Guerra Mundial ya está aquí para los miles y miles que mueren o se quedan sin casa y pasan hambre de comer. Para esos les da igual qué nombre le pongamos a su muerte.