7.2.11

Felipe González se lo pone crudo a Zapatero. Cuestión de edad.

Felipe González lo ha dicho hoy claro y alto en el programa de la Ser, Hoy por Hoy. Si Zapatero no se quiere presentar a las próximas elecciones generales es una decisión que puede y debe tomar él sólo. Pero si se quiere presentar a las próximas elecciones generales del 2012, debe ser una decisión que
además de ser tomada por él debe ser aprobada por los órganos del PSOE, como mandan los Estatutos.
No se puede ser más claro. Si es que no, muy bien, haz lo que te de la real gana. Pero si piensas que lo mejor es que sea si, ojo, porque hay que preguntar y escuchar lo que te digan los compañeros de partido, que igual no te gusta.
Zapatero ha cometido suficientes errores, pero en los últimos meses ha cometido el mayor, que es no saber irse a descansar utilizando las normas y leyes que le facultan para tomar decisiones. A veces hay que dimitir, otras convocar elecciones anticipadas, algunas decir con tiempo suficiente que no se quiere seguir por que se asumen responsabilidades que no estaban en su programa electoral.
El gran problema del PSOE actual no es tanto que no quiera presentarse Zapatero, como encontrar a alguien que sí quiera presentarse. Rubalcaba cumple en el 2011, 60 años; edad correcta para aspirar a ser Presidente. Pero sabe que no lo será. En el 2016 cumplirá 65 y es previsible que el PP sepa revalidar su gobierno. Luego es una persona que nunca podrá ser Presidente del Gobierno. Es un hombre que se puede quemar a lo bonzo, presentándose para perder. Quienes tengan menos de 55 años preferirán esperar a que alguien se queme por ellos en un PSOE con pocos líderes, que tendrá que buscar entre sus gentes jóvenes. Blanco por ejemplo tendrá en el 2012 sus cincuenta primeros años. Él si puede esperar hasta el 2020.

6.2.11

Otra izquierda es posible, aunque parezca imposible

No es nada fácil decir que eres de izquierda para a continuación asegurar que defiendes la libre empresa, el beneficio o la posibilidad de tener unos ingresos superiores a la media. Parece contrario ser de izquierdas con creer en el sistema que tenemos y exigir controles para que no se desvirtúe hacia situaciones antisociales. El gran drama de la izquierda actual es que sin dejar de ser mentalmente
lectora de pensadores de izquierdas del siglo XIX y XX no son capaces de asumir que el sistema actual es el único y que: o lo controlamos desde dentro, conociéndolo y controlándolo para que no se vaya de madre, o es imposible otro tipo de acción política. No hablo ni de la nueva izquierda ni la izquierda ya asentada, ni de la tercera vía, simplemente planteo la izquierda posible. Esto resulta tremendo para la inmensa mayoría de personas que sí se sienten de izquierdas pues todavía creen en la —con perdón— utopía de que otro mundo es posible sin tener en cuenta el que ya tenemos y que es el que nos rige. O trabajamos desde dentro o no nos dejarán hacerlo desde fuera.
La sociedad occidental actual está en un momento muy complicado; hemos dado un salto histórico, del que hoy es complicado ver su alcance pero que con los años sabremos en donde hemos estado y hasta donde hemos sido capaces de llegar, y hay que replantearse cosas. Constantemente, pero ahora con más urgencia. Y la izquierda no parece tener las ideas claras, ofrecer alternativas nuevas, saber cómo se es capaz de salir bien de estos problemas. La derecha tampoco, pero esta, con dejar hacer a los mercados, ya sale victoriosa. O no.
En asuntos cruciales no hay tampoco desde la izquierda española soluciones novedosas. Ni en educación, ni en justicia, ni en economía productiva, ni en capacidad para salir de la crisis, sobre cómo conseguir una industria que reemplace al ladrillo, sobre derechos laborales, sobre empleo juvenil, sobre investigación, sobre el colapso sanitario por su coste, o en qué hacer con nuestros mayores. Nada hemos avanzado en los últimos 10/20 años. Periodo crucial y del que es responsable tanto el PP como el PSOE. No existen líderes nacionales que sean capaces de presentarse ante la sociedad con claridad y respeto para recibir a cambio el derecho a dirigir una nación. Y si no los tenemos, es imposible conseguir avanzar con éxito. Tenemos lo que somos, recibiremos lo que somos capaces de edificar. Es decir, poco en los próximos años. Habrá que esperar otra década en blanco para ver si tenemos suerte y aparece alguien con ideas nuevas y con capacidad.
No quiero faltar al respeto a la izquierda ni menos todavía quedar como un conservador que intenta engañar diciendo que está donde no está. Puedo serlo, pero sin intentarlo, sin saberlo. Tal vez sea este mi gran problema. Igual soy un puñetero neoconservador y no lo sé.