31.1.13

España ha entrado en un camino imposible de limpiar

Debería hablar de lo publicado hoy por El País, pero no me entran muchas ganas, lo siento. De ser mentira sería una información muy grave. De ser verdad sería una información muy grave. Una vea abierta la espita del gas, es muy complicado meterlo otra vez en la bombona y sobre todo es que huele mucho.

¿Soluciones?, pues con sinceridad cada día lo ponen más complicado los mismos que tienen que encontrarlas y ponerlas en funcionamiento. Pero si hasta los EEUU nos dicen que acabemos ya con la corrupción, como si fuéramos un país bananero y podrido. Es que muchos españoles están convencidos de que este es un asunto propio, español, de nosotros. Y se equivocan. Nos miran y se ríen, pero lo malo es que nos tienen que recibir en los despachos y se meten la mano en su cartera, esperando encontrarla y que no se la hayamos pifiado.
Hay que apagar la luz, respirar con potencia, dejar que salga la basura y fregar bien los suelos, y rezar quien sepa para que solo entren los honrados si es que queda alguien.

30.1.13

Las grandes empresas también tragan la pérdida de sus convenios

Hoy me reunía con dos trabajadores de una gran empresa zaragozana. Diríamos que líder mundial en su sector, para no dar datos pero dejar su importancia sobre la mesa. En estas semanas se ha tenido que tragar una rebaja del 10% de sueldos de manera directa más otro 8% en diversos conceptos de convenio y un aumento de casi 60 horas anuales de trabajo. La reforma laboral de Mariano Rajoy o del PP, que nunca se sabe bien, ha logrado que estos cambios laborales sean posibles y los trabajadores opten por hacer huelga o tragar ante descuelgues o despidos masivos. Si, se votó y el miedo hizo que se perdieran derechos de muchos años, en un resultado claramente a favor de que no haya despidos, es decir, miedos.

Durante meses han tenido muy poco trabajo, curiosamente esta semana les han llegado un buen montón de nuevos pedidos, pero es con toda seguridad una casualidad casual y curiosa.
La sensación global es que la productividad de la empresa se va a resentir. España era un país con grandes capacidades productivas desde empresas en donde los convenios colectivos eran de calidad. Los trabajadores —en muchos casos con grandes peleas sobre sus espaldas hasta conseguir lo que ahora han perdido en pocos días—, saben lo que es trabajar con sumo gusto y lo que es trabajar a disgusto.
Creo que la productividad en España sale perdiendo con estos recortes imbéciles, que al final serán las empresas españolas las que saldrán perdiendo que dejarán de tener el activo de la calidad y de la productividad excelente, antes de la deslocalización definitiva en busca de mercados más baratos aunque peores. No sabemos defender lo que nos diferencia como mercado de trabajo, y entramos en una pendiente complicada. El daño que se está produciendo en nuestro mercado laboral, social, productivo, gerencial, de excelencia, es enorme. Pero parece que no somos capaces de encontrar otras fórmulas que el abaratamiento de todo nuestro país.