
No se ha escrito en ficción lo suficiente de la época de la Transición en España, tal vez por estar excesivamente cerca, tal vez porque no hay seguridad de añadir algo nuevo que atrape a los lectores o espectadores. Pero queda un espacio histórico sin explorar que poco a poco vamos a ir viendo reflejado en nuestros cines y libros.
Movistar ha estrenado la serie de 6 capítulos “El día de mañana” basada en el libro de Ignacio Martínez de Pisón y editada por Seix Barral en el año 2011. Refleja la vida de un aragonés que emigra a Barcelona con su madre, un tipo listo o listillo, complicado de entender, que quiere curar a su madre pero se encuentra con una España violenta, tramposa, desigual, a la que se adapta maravillosamente, con el único hándicap de que se enamora. Su vida gira siempre alrededor de dos mujeres. Su madre y Carme.
Pero la novela y la serie es mucho más que una historia personal, es sobre todo una historia de la España gris y dura. De esa España de finales de los años 60 y los primeros años 70, que se va transformando aunque los policías asquerosos y duros lo intenten impedir. Es la Transición antes de la Transición, es la dureza del camino lleno de piedras para lograr una España libre a la altura de Europa.
Es sobre todo un retrato de la sociedad de la España de aquellos años, que tanto debemos seguir retratando para entender lo que después vino, todo aquello que fuimos capaces de lograr y lo que nos resultó imposible por estar dentro de una sopa donde los violentos seguían matando. Sin duda el trabajo de los tres actores principales es fabuloso con el añadido de algunos secundarios realmente espléndidos. Karra Elejalde como policía asqueroso al que todos podremos poner nombre y apellidos, es tal vez el personaje un poco más histriónico, para separarlo del conjunto de la obra.


La periodista y fotógrafa catalana Joana Biarnés supo reflejar esa España de los años 60 y 70 como ninguna con su mirada profunda y particular que sabía buscar en los encuadres más sencillos el mensaje de que dentro de cada imagen, algo había además de lo que podíamos ver.
La España de 1964 era triste como vemos en esta imagen de Madrid. Ya hacía años que se había salido de la Guerra Civil, pero seguía la posguerra entre nuestra sociedad, y con ella el hambre, las enormes desigualdades sociales y sobre todo el miedo. España era un país de supervivencia, de una religión para los pobres y otra para los ricos, de mano dura y de estampas crueles.
Desde aquellos años hubo que construir la democracia, esa que ahora se critica como ambigua, sin darse cuenta los que lo hacen que se partía de un ejército de policías y militares con armas y violencias de callejones, que adoraban las desigualdades sociales, apoyados por una iglesia que miraba hacia otro lado y que era de todo menos seguidora de la filosofía de Cristo.
Esta imagen se tomó en 1964, 25 años después del final de la mal llamada Guerra Civil. Cuando se celebraban con boatos inmensos los que los dictadores llamaron “25 Años de Paz”. Esa paz que se construyó sobre los muertos y las represiones. Una paz fácil pero que no llegço a todos y que a muchos iba acompañada de hambre y desigualdad.
