21.4.19

Ayer me reencontré con mi pila bautismal

Ayer me reencontré con mi pila bautismal, con esa mole de mármol que hacía décadas no había visto. Tantas que ya no recordaba de su aspecto. En esta mole es donde me mojaron con agua bendita para convertirme en buena persona. Algunos dicen que para convertirme al catolicismo, pero se equivocan totalmente.

El agua de aquel día debía estar algo pasada pues no he sido tan bueno como deberías, cosas que suceden entre el quiere y el puedo, dos fuerzas que se disputan las vidas de todos. En mi caso no ganó nadie, que es tanto como admitir que perdió la buena persona.

Ahora está de moda que te insulten llamándote “buenismo” que es tanto como que te digan idiota de baba. Así que para una batalla que no pierdo del todo, me sirve para que me llamen imbécil. Así son las cosas y así son las derrotas no confesadas del todo.

Mi pila bautismal ha estado en obras, en reformas durante décadas. No tanto el pedazo de mármol pulido como toda la iglesia que la contiene. Contiene elementos de los que no recordaba nada, pero en cambio otros detalles están como cuando yo tenía unas semanas. Idénticos.

Yo he cambiado con los años, me he transformado. Primero crecí enormemente en altura, luego poco a poco he ido menguando en posibilidades e incluso en altura para estar más cerca del suelo, por si tropiezo. Y aunque ya no soy practicante pues me perdieron cuando prohibieron ser comunistas a los curas, sigo entrando a las iglesias a buscar paz, silencio, sentadillas y arte.

20.4.19

Mi amigo Chusky y su arma de guerra

Quienes tenemos a un perro como amigo de compañía sabemos que la amistad trasciende entre animales de diversas especies. Amistad y amor, todo hay que decirlo. Un perro sabe esperar a su dueño, aunque a desgana pues siempre siente que lo has dejado aparcado, que no quieres estar con él por algún motivo. Pero nunca te lo tiene en cuenta y en cuanto vuelves te adora otra vez como antes y te lo demuestra en el instante primero.

Los perros hablan con los dueños. No tienes que entenderlo si no tienes perro, pues da igual. Pero hablan con nosotros. Yo no tengo perro, mi perro me tiene a mi. Y nos hablamos y mucho todos los días. Puedo parecer loco, pero también me da igual, lo que debe reafirmar mi locura. Eso sí, estoy contento de estar loco.

Mi perro ahora mismo, no sé donde está. Por la hora estará durmiendo, aunque lo lógico sería que estuviera a mis pies, donde tiene un lugar para ello mientras escribo y no quiere obligarme a tenerlo entre las piernas. 

Hoy ha disfrutado como un perro feliz, tanto que debe estar abatido en cualquier sofá. A mi también me deja sentarme en sus sofás. Yo se los cuido mucho a costa de que él me los cuide a mi. En eso también lo hemos tenido hablado y nos pusimos enseguida de acuerdo.