20.4.19

Mi amigo Chusky y su arma de guerra

Quienes tenemos a un perro como amigo de compañía sabemos que la amistad trasciende entre animales de diversas especies. Amistad y amor, todo hay que decirlo. Un perro sabe esperar a su dueño, aunque a desgana pues siempre siente que lo has dejado aparcado, que no quieres estar con él por algún motivo. Pero nunca te lo tiene en cuenta y en cuanto vuelves te adora otra vez como antes y te lo demuestra en el instante primero.

Los perros hablan con los dueños. No tienes que entenderlo si no tienes perro, pues da igual. Pero hablan con nosotros. Yo no tengo perro, mi perro me tiene a mi. Y nos hablamos y mucho todos los días. Puedo parecer loco, pero también me da igual, lo que debe reafirmar mi locura. Eso sí, estoy contento de estar loco.

Mi perro ahora mismo, no sé donde está. Por la hora estará durmiendo, aunque lo lógico sería que estuviera a mis pies, donde tiene un lugar para ello mientras escribo y no quiere obligarme a tenerlo entre las piernas. 

Hoy ha disfrutado como un perro feliz, tanto que debe estar abatido en cualquier sofá. A mi también me deja sentarme en sus sofás. Yo se los cuido mucho a costa de que él me los cuide a mi. En eso también lo hemos tenido hablado y nos pusimos enseguida de acuerdo.