29.4.19

El señor del bigotito se me apareció ayer otra vez

Un día hace ya unos años apareció por mi vida enfrente de mi mesa de político, un señor bajito y con bigote que decía ser un nuevo representante del PP dialogante que deseaba plantear a los vecinos nuevas ideas y necesidades. Era inconstante y raro, no era crudo ni duro para su mucha edad y su pasado extremista conservador. El tiempo le había doblado. Hablamos constructivamente y nos fuimos viendo en reuniones técnicas, donde nunca coincidíamos de ideas, pero nos respetábamos ambos.

Ayer y yo ya me lo imaginaba, lo vi de apoderado de VOX en una mesa de votaciones. No me saludó creo que por temor a las preguntas. Seguía igual de pequeño, igual de bigotudo histórico, igual de joven para sus 70 años bien cumplidos. Debía estar contento por cambiar el azul cían por el verde pistacho.

Yo no entré en política hasta los casi 50, y nunca dejaré de estar entre la nada y el donde estoy ahora. Nunca me cambiaré de orilla o de barco, si acaso me bajaré a tierra. Por eso no entiendo a los que cambian de barca en cuanto ven aire en contra o alguna ola de miedo. Esos no sirven para la vida en la calle. Si algo falla o fracasa, todos los que pertenecemos a ese algo somos responsables. Todos en diferente medida, pero todos. Así que huir no está bien, excepto que te obliguen a huir o te empujen al vacío.

Estoy seguro que me lo volveré a encontrar y volveremos a sonreír hablando del futuro. Yo me entiendo con casi todos, aunque no comparta y venda mis ideas con casi ninguno.