18.4.19

Estornudar y reírse pueden ser pecado si se hacen mal

Tengo que elegir entre escribir para vosotros y escribir para mi. Que parece una tontería pero os juro que no lo es. En realidad lo que quiero decir es que tengo que decidir si escribo para muchas visitas o para muy pocos lectores como tú. El precio de quien escribe en estas ventanas son las visitas, es decir el ego cubierto. Así que tal vez haya que bajarse del ego y disfrutar uno mismo escribiendo de tontadas interiores.

La ropa interior siempre es una mierda excepto si está sin usar. En cuanto la tocas, incluso en cuanto la ves puesta, ya pierde mucho valor. Podría ser de papel que así no nos daría pena romperla a mordiscos. Que os lo juro, tampoco sé a qué ha venido esto. Debe ser por la última palabra del anterior párrafo.

A mi derecha viaja en el AVE una joven de buenas caderas enchufada a un iPad con cascos mientras ve un película en su aparato. Todo iría bien hasta que ha empezado a reírse casi excesivamente. No sé si está bien pensar que una persona se está riendo excesivamente cuando cada vez es más caro reírse. Igual es envidia.

Creo que se ha dado cuenta la chica de las redondas piernas que entre el silencio del tren del silencio, no está bien el no reprimirse. Todos los demás se lo hemos agradecido con cara agria. El fondo se escucha a un niño llorar gritando. ¿No sabe que va en un coche del silencio? A mi derecha un hombre guapo ha estornudado de malas maneras. Así no hacemos país.