1.2.22

Pandemia (38) ¿Está loca Dinamarca ante el COVID?

Dinamarca ha decidido olvidarse de la pandemia como pandemia capaz de cerrar la sociedad, de pandemia a la que haya que pelear con un cierre de actividades sociales y económicas que también crean otras pandemias. Ha decidido entrar en una nueva era temporal, que vuelva a abrir su sociedad para acercarla todo lo posible a como era en el año 20219. ¿Está loca Dinamarca?

Dinamarca tiene menos habitantes que Cataluña, algo más que la Comunidad Valenciana. Bien, sabemos el tamaño y con 1,7 millones de contagiados (1,4 según ellos mismos) ha tenido un 30% más de casos de contagios que en España. Otro dato.

Así que sí, saben lo que son los contagios a mansalva, y las medidas restrictivas, que ahora han decidido levantar todas ellas. Han dicho con rotundidad: Hay que dar el cierre a las medidas, y abrir una nueva etapa hacia una sociedad libre. ¿Y por qué se comportan así? ¿En qé se basan?

Pues en algo tan simple como que las vacunas han funcionado, han logrado bajar la gravedad de la enfermedad, y el COVID deja de ser considerado una amenaza para la sociedad danesa. Las tercera dosis de la vacuna ya la tienen puesta toda la población y para la sociedad vulnerable ya se está poniendo la Cuarta Dosis. Admiten que la enfermedad todavía está presente en la sociedad danesa, pero que la regulación personal, la auto responsabilidad de cada persona para aislarse en cuanto detecten síntomas, es la major herramienta para frenar las actividades de contagio sin afectar mucho al resto de actividades.

Las únicas restricciones serán para los visitantes de otros países que no pueden mostrar sus vacunaciones en sus países de origen. Para sus propios ciudadanos, todo ira volviendo a la normalidad.

¿Tendrán que dar marcha atrás en unas semanas si vuelven otras Olas, otras variantes del mismo virus? Pues nadie lo sabe, pero de momento esta declaración de intenciones nos debe servir para buscar nuevas maneras de defendernos ante la pandemia, que no sean capaces de crear nuevos problemas sociales y económicos, también graves.


Mundo Líquido 3 – De Amor y Amistad


¿Se puede vivir sin amor y amistad? 

¿La amistad no es una suerte de amor desinteresado? 

¿Son tiempos estos en los que el amor y la amistad pura se desvirtúan, se reinterpretan?

Hace unos meses una conocida, soy de las que distingo entre conocidos y amigos, me hablaba de cómo una ¿amiga? le había decepcionado después de los años. El ghosting (esto que está tan de moda y que practican los cobardes) fue la respuesta que recibió a sus whatsapp y mensajes. La razón fue sencilla, su amiga ya no la necesitaba. Esta se había echado una pareja —¡qué bonita es esta expresión!, echarse una pareja como mi bisabuelo se echaba un tapabocas cuando transitaba por el somontano moncaíno— y parece ser que la amistad interesada había llegado a su fin. 

Estuve escuchándola con paciencia y a punto estuve de decirle que Aristóteles ya decía que la amistad, por necesidad y por interés, cuando estos no son necesarios, termina. Solo la verdadera amistad por el bien es la que perdura.

En estos tiempos líquidos, como ya dijo el sociólogo Zymunt Bauman, pretender tener la solidez de antaño donde existía la verdadera ética y el verdadero trabajo de cultivar una amistad y un amor han pasado por la guillotina del ahora y rápido. 

Cuando oigo a personas que dicen tener muchos amigos, yo callo. Pero en mi fuero interno pienso: En un librería hay muchos libros, pero no hay demasiada literatura. Esto último daría para varios artículos, pero mejor es leerse el libro protesta de Julien Gracq, La literatura en el estómago, que lo dice mucho mejor y, además, es el mejor representante de la solidez en la vida. Lo líquido no iba ni con su genio literario ni vital.

En el amor ocurre lo mismo. Solo el que no está hecho de interés y necesidad es el que perdura. Amor por el bien de lo que se elige amar. Puede ser a una persona, a una mascota, a la naturaleza, a una afición, a un amigo, a la soledad, al silencio o hasta estar tumbado en el sofá. Aquí es donde hay que hacer una distinción, porque se confunde amar con desear, encapricharse, fardar y, lógicamente, necesitar o interesar por motivos indignos o poco satisfactorios.

Siempre me mosquea cualquiera que me diga que tiene muchos amigos y ha tenido muchas parejas. Todas estas personas tienen un rasgo en común, un miedo exacerbado a la soledad. Y aquí está el quid de la cuestión: vivimos en tiempos donde estamos intercomunicados artificialmente pero vivimos separados emocionalmente. 

Se ha olvidado hablar con sinceridad. Ahora lo llaman postureo. Yo lo llamo miedo a vivir o ir de puntillas por la vida o con una venda en los ojos. Quien vaya así por la vida, ni amará ni tendrá amistades. En las rupturas de pareja es donde mejor se ve esto último. Si se ha amado de verdad, aunque haya ruptura, sigue existiendo el anhelo de querer el bien para la otra persona a pesar de la separación.

Por tanto, hay que huir de los amores y amistades interesados, desesperados porque solo dan la fluidez y la fragilidad de sentimientos mezquinos, egoístas que llevan a la ruina del espíritu. Y esto es lo último que uno debe hacer en la vida. Luego están los falsos profetas, pero de estos huid como de la peste. ¡Perdón, de la Covid! Los tiempos evolucionan...

OLGA NERI