21.4.10

Festival de jóvenes talentos de las letras. Escritores árabes que hay que conocer.

La cita reunió a 39 autores, todos menores de 39 años, todos árabes aunque de lugares tan dispares como Túnez, Sudán, Yemen, Irak, los territorios palestinos, Omán, Libia o Arabia Saudí. Ellos eran los ganadores del concurso convocado por el Festival Hay, cuyo jurado se vio obligado a elegir entre 450 obras antes de seleccionar a quienes protagonizarían la cita beirutí.
Tras meses de preparación, el Beirut 39 Festival –ramificación del Festival Hay, celebrado en la capital libanesa con motivo de la capitalidad cultural del libro otorgada por la UNESCO a la ciudad por un año- tuvo lugar finalmente entre el jueves y el domingo pasados: casi 50 mesas redondas convocadas a lo largo y ancho de la ciudad –con alguna aportación desde Londres- permitieron al público del país del Cedro acercarse a sus nuevos escritores, provenientes de todos los países árabes y de la diáspora europea y norteamericana, y conocer mejor técnicas literarias y desafíos culturales en la región.
Fue un encuentro caluroso de lectores entregados a unos escritores emocionados y conscientes de la imposibilidad de celebrar semejante cita en el resto de los países de la región.
Los menos, criados en el exilio, se mostraban sorprendidos por la calidad de las obras llegadas de los países más oprimidos por los sistemas religiosos y aliviados por el occidentalizado ambiente beirutí; el resto se congratulaba por disponer de un espacio en el que acercarse a sus lectores potenciales, sobre todo en el caso de los autores iraquíes y palestinos, con escasas posibilidades de promocionar sus obras.
Pero también fue una buena forma de conocer las inquietudes de una nueva generación de autores que rechaza los tópicos que suelen aplicarse a los árabes en Occidente y reivindican la calidad por encima de la politización en sus obras. Uno de los miedos más recurrentes es la incomprensión en el extranjero, el ser vistos como ‘embajadores’ de las nuevas generaciones árabes, distanciadas de sus regímenes y opuestas a las dictaduras.

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Vieja palabra de mi diccionario que vuelve. Cuesco.

 Hoy ha surgido la palabra "cuesco" en una conversación. Se me aseguraba que no existía en la RAE, que si lo era en el idioma coloquial, nada más. Pero no, "cuesco" existe también como definición aceptada.
En el coloquial, cuesco es sinónimo de pedo. En la RAE es más un hueso de fruta, como indica abajo. ¿De donde habrá salido lo de pedo, lo de cuesco, esa similitud de voz?

cuesco. (Voz onomat.).

1. m. Hueso de la fruta; p. ej., el de la guinda, el durazno, etc.
2. m. En los molinos de aceite, piedra redonda en que la viga aprieta los capachos.
3. m. puñetazo.
4. m. coloq. Pedo ruidoso.
5. m. Ingen. En las minas de Riotinto, España, escoria procedente de los hornos de manga.
6. m. Méx. p. us. Masa redondeada de mineral de gran tamaño.

18.4.10

Asuntos de dinero. ¿Qué es el dinero?

El dinero no se pierde, si acaso cambia de manos. Por eso tras esta crisis cabría preguntarse en manos de quien está el dinero que hemos perdido en los países occidentales. O acaso también, si en realidad teníamos menos dinero del que se reflejaba en nuestros asientos, si nos estábamos auto engañándonos contablemente y en realidad éramos mucho más pobres de los que todos nos decíamos.
Tú, yo, no tenemos dinero. Nada de dinero. Si acaso algunos números en una libreta, en una lista bancaria. Y el poco que tenemos en la cartera, son papeles con una firma. Nos pagan con números y gastamos con ellos. Y lo curioso es que cuando cambiamos al euro, nos cambiaron números por números en una división en la que no opinamos ni tu ni yo, y que alguna vez se escuchan cantos de sirena de volver a jugar a dividir o multiplicar según les guste a los que mandan.
En Grecia ante el temor de que se salieran del euro, se devaluara su moneda y se volviera a entrar en el euro pero devaluados, muchas personas empezaron a sacar los números de los bancos, en forma de papeles. Esta semana se ha votado y perdido, eliminar los papeles de 500 euros. Una medida que hubiera supuesto que aflorara en pocos meses mucha economía escondida. ¿Qué están haciendo ahora los que leen estas noticias y tienen papeles morados con firma?, pues es previsible que cambiarlos por papeles de 100, digo yo. El Banco Central lo estará notando.
Si mañana sube el petróleo al doble, crecerá la inflación y el BCE tendrá que subir el precio del dinero prestado para que esta no crezca demasiado (si la economía empieza a salir de la depresión), pero lo curioso es que si la gasolina sube al doble de precio, los impuestos que cobra el Gobierno de cada país será también del doble. Nuestros números bajarán, pero aunque parte de ellos irán a Oriente Medio, el gran paquete se quedará en Madrid.
Si sube la inflación mucho, pierde valor el dinero ahorrado, pero quien debe dinero, debe menos. Luego la inflación no es tan mala, según para quien. Según cuanto. Si yo debo al banco 100.000 euros, en realidad teórica debo 100.000 barras de pan de un euro. Si sube la inflación un 5% anual, en 5 años la barra de pan costará 1,2763 euros. En esos 5 años en realidad deberé al banco y sin haber amortizado nada, 78.351 barras. Más los intereses, sin duda, pero intereses que también tendría que pagar si no hubiera inflación. Por eso ahora todos los créditos tienen como base el Euribor que se mueve con arreglo a la inflación, para que se compense y siga debiendo el mismo número de barras de pan. Hace unas décadas todos los tipos de interés (altísimos) se firmaban fijos y la alta inflación jugaba ligeramente a favor. Era la prehistoria del laboratorio económico que ahora ha estallado.

16.4.10

Reflexiones sobre el caos, la globalización y la crisis

En el mundo económico y social, todo se mueve a golpes de ciclos que no somos capaces de medir hasta que han sucedido. Como decía Keynes, en el largo plazo todo son ciclos que llevan a la muerte. CocaCola, Apple o Telefónica un día tendrán que cerrar. Un día no utilizaremos el coche, no usaremos calzoncillos, no se lavará la ropa, no comeremos cinco veces, no existirán las calles o no habrá gobiernos. No sabemos cuando sucederá, no sabemos tampoco qué sustituirá a todo lo que ya conocemos. Pero que no nos quepa duda, un día EEUU no mandará en el mundo, Madrid no será la capital de España y el Ebro dejará de existir.
Desde el nacimiento de ese “algo” hasta su muerte, han pasado equis años. Un ciclo vital que nace, se desarrolla y muere. Que alcanza un punto álgido que incluso desconocemos cuando sucede, pues a partir de ese momento, empieza a bajar hasta su desaparición. Un ciclo o una curva, da igual cómo lo veamos, como lo estemos representando en nuestra mente. Pensemos en todo lo que ya no está entre nosotros. El Imperio Romano, la esclavitud, el Muro de Berlín, la peseta, las cintas de casette, los fotograbados, las sopas de pan, las monjas de clausura, el lavar en el arroyo. Pero no siempre son avances que sustituyen por mejoría a lo anterior. O no siempre lo que sustituye es en ese principio mejor. Por eso nunca sabemos qué nos espera tras el camino que hemos tomado, peor casi es seguro que nos encontraremos con más bifurcaciones, con más decisiones de nuevos caminos, con peligros.
Hoy todo está conectado. La globalización ya es caduca. Es un estado natural de la sociedad. Ya no existe, pues todo es globalización. Si sólo hubiera verano, no habría verano.
Esta crisis es más dura de lo normal, no tanto por su profundidad, disimulada de alguna manera, como por su extensión en el tiempo. Estamos en el momento crucial para poder discernir si será un cambio profundo, una depresión del sistema o simplemente una crisis fuerte. Si todavía dura en el mundo todo el año 2010, los cambios profundos, el comienzo de un caos sistémico será inevitable. Todo sigue moviéndose, luego si algo se estanca durante mucho tiempo, en realidad se cambia de posición, y otros elementos ocupan el espacio abandonado. A la vez que Europa sigue estancada o en recesión, China está sobrecalentada con crecimientos que ya empiezan a ser incluso problemas para ellos.
Tomar decisiones es inevitable. No tomar una decisión también es tomar decisiones. Todos los que nos rodean siguen tomando decisiones que nos afectan. Y algunas decisiones globalizadas ayudan al caos social, al cambio brusco, simplemente porque interesa seguir jugando. Y para acabar, valoremos que cada década es más rápida en sus interacciones, cada año es más veloz a la hora de que las decisiones lejanas afecten al pueblo de mi abuelo.