15.4.12

Sobre el oficio de escribir, opinar, pensar, comunicar

Las personas que escribimos sobre algo nos planteamos antes de empezar donde está el límite de nuestras opiniones, algo que como muy bien explica Iñaki Gabilondo en su último libro, “El fin de una época”, es ilógico, pues por ejemplo los médicos no se plantean antes de operar ni en cambiar los métodos ni en ponerse límites en su trabajo. Un médico siempre empieza lavándose las manos y tiene como meta prioritaria salvar vidas. 

Las personas que escribimos nos autocensuramos sobre temas o sobre límites o sobre formas. Pero nos autocensuramos o en cambio amplificamos nuestros datos y opiniones para llevarlos hacia un lugar determinado. Cocinamos la opinión para enfatizarla o para frenarla, para llevarla hacia nuestro punto de vista y eso es malo además de una manipulación, por pequeña que sea.

Somos también humanos y por ello con ganas de modificar nuestro entorno con arreglo a nuestros planteamientos identitarios. Puede ser lógico y una gran manera de avanzar y de construir sociedades e ideas. Tal vez el error provenga de ponernos los límites antes de empezar y no según como vayan avanzando los proyectos.

Elegimos temáticas, las conformamos según nuestra propia idea, buscamos un punto de vista que nos sirva para nuestro proyecto informativo, modulamos todo su contenido para que forme algo que nos resulte agradable y válido. Y la soltamos al aire en espera de que vuele. Es inevitable en una actividad que no se puede normalizar en exceso, pero la responsabilidad de cada persona que la ejerce es también alta para intentan no auto engañarse él mismo.