16.2.11

Soledad Puértolas lo dice claro y alto; los clásicos en la escuela, con mucho cuidado

La escritora aragonesa Soledad Puértolas ha defendido este martes la poesía como manera de acercar a los jóvenes hacia la literatura, frente a libros que se siguen recomendando en algunos colegios como lecturas obligadas, como 'El Quijote', 'La Celestina' o 'Lazarillo de Tormes', que ha considerado «espantosos» para tal fin. «Se hace mucho daño a nuestro futuro y a nuestra manera de acercarnos a la literatura con texto que son tan poquísimo adecuados», ha insistido.

Solédad Puértolas, que este miércoles ha inaugurado la 11 edición del ciclo 'Escriptors en la Biblioteca Valenciana', se ha pronunciado en estos términos en un encuentro con 200 estudiantes procedentes de centros de Enseñanza Secundaria de Canals, Paiporta y Valencia, en el que ha respondido a sus preguntas acerca de sus motivaciones literarias.

La autora ha confesado que cuando era joven, lo que más leía era poesía, mientras que los clásicos como 'El Quijote' o 'Lazarillo de Tormes' que le que le imponían en la escuela le resultaban «espantosos» y le «deprimían terriblemente», unas palabras que han arrancado el aplauso de los adolescentes del auditorio.

En su opinión, «tenemos una literatura muy valiosa pero hay que buscar el momento adecuado para leerla». De hecho, ahora se siente «muy unida» a Miguel de Cervantes y ve al autor del Quijote como su «gran autor». «Hay un largo camino hasta que descubres a tus compañeros de viaje, pero en su momento», ha remarcado.

Soledad Puértolas ha criticado el «complejo sistema de mercado», donde «se tiene a vender un lectura rápida, de entretenimiento y de NO mucha calidad. El mercado empuja más a este tipo de libro que al que amplíe el saber de la humanidad».

El perfil del emprendedor que triunfa en su negocio

El perfil del emprendedor que triunfa es muy variado, tanto como personalidades hay. Sin duda el activo, emprendedor en su vida, extrovertido, tenaz, buena negociadora en la vida, con capacidad para sumir fracasos y entenderlos, con un buen fondo formativo, es más posible que triunfe. Pero en la vida
hay empresarios de todo tipo de personalidad, gentes que han montado su negocio —no que lo han heredado— y que triunfan. Y el mundo de los fracasos está lleno de grandes vendedores de humo.
es fundamental tener —y querer disponer—, de un tiempo suficiente para esta nueva actividad. El emprendedor es el alma del negocio, de la idea, de la empresa. Si él no está el tiempo suficiente, las posibilidades de éxito bajarán bastante.
Y disponer de un fondo económico suficiente o una capacidad de endeudamiento acorde con lo que se necesita. Sin capital o posibilidades de tenerlo es casi imposible realizar una empresa. Per el tamaño de esta es muy variable y por eso la cantidad de capital también.
Sin dinero se puede triunfar; sin disponibilidad es mucho más complicado.
Con dinero se puede fracasar; con disponibilidad total también.

Tener una buena idea no es tener —únicamente— una idea genial y maravillosa, un mirlo blanco de actividad que nadie conoce. No. Depende del lugar, del momento, del giro que se le de a una idea ya conocida, de tus propias capacidades para imprimirle carácter, de tu gestión para recoger clientes insatisfechos de las gestiones ajenas. Vender carbón puede parecer una idea obsoleta y caduca. En cambio hay gentes que venden un excelente carbón para parrillas y viven muy bien con sus clientes de hostelería. Vender ordenadores puede parecer moderno, pero en pocos meses han cerrado cientos de empresas informáticas por la competencia feroz. Así que la idea que produce éxito empresarial depende del cómo, del donde, del quien, del cuando.

15.2.11

Telecinco cierra Operación Triunfo 2011

Operación Triunfo 2011 echa el cierre este domingo, en otra falta de respeto de Telecinco digna de premio gordo. Algo habitual en una cadena que no considera a sus teleespectadores desde hace muchos años.
Yo no veía Operación Triunfo pero me parece una barbaridad su cancelación, como la de otros programas que caen a las pocas semanas de empezar, por lo que representa para aquellas personas que siguen los programas suspendidos. En este caso además, con el añadido de haber jugado con concursantes que ya nunca podrán desarrollar su carrera artística con normalidad.
Es cierto que tenía poca audiencia por muy diversos motivos, casi todos achacables a la propia cadena que ahora suspende su emisión. Casi ninguno a los concursantes y si acaso a los telespectadores, por no seguir en avalancha un programa viejo, caducado, sin ritmo, falto de calidad en su realización. Simplemente han (hemos) elegido otras opciones mejores para nuestros gustos. Pero hay que aguantarse, puñeteros, y saber administrar también las derrotas.
Las señales que dejará Operación Triunfo no serán pequeñas, y las heridas tardarán en cicatrizar. No será una decisión que caerá en el saco de los perdonable para muchos críticos, ni tampoco para la competencia que recibe un respiro de una cadena que sólo sabe ganar lo cual es bueno si además se respeta a sus clientes. El domingo, que si ví la Gala 4, fuimos dos millones los espectadores de un final anunciado. No son pocos como para reírse de ellos.

Cobrar por contenidos culturales en internet si, ¿pero a qué precio?

El Gobierno de España opina ahora, tras las palabras de Alex de la Iglesia en su discurso de los Goya, que efectivamente puede ser que internet sea el presente, pero que hay que pagar por contenidos. Sin restar un ápice de estas posiciones, hay que reconocer que los mercados se mueven por una mezcla de nuevas situaciones que modificar las normas, más el comportamiento de los consumidores o clientes y sumadas las decisiones que toman los anteriores gestores del mercado.
Los consumidores lo tienen muy claro por una dejación
de responsabilidades de los propios gestores de los mercados. No se han movido un ápice en los últimos años, con el gran cambio que se ha producido en contenidos culturales. Los consumidores se han acostumbrado a no pagar. Luego contenidos culturales de pago en internet si, pero ¿a qué precio? Ahora ya no es posible cobrar por precios parecidos a los actuales, ni en música, ni en vídeo, ni en periódicos. Recuerdo por ejemplo que El País estuvo ofreciendo sus contenidos de internet por 40 euros al año y decidió subir de forma importante este precio. ¿A cómo se conformaría ahora cobrar el año para tener muchos clientes?, ¿cuanto cobra El Mundo por Orbit y a cuanto debería cobrar para tener suficientes abonados? ¿cuanto estaría dispuesto a pagar el mercado por un cd de música presentado de una manera distinta? ¿es necesario en todos los casos la comercialización a través de tiendas físicas?
Los gestores se creen que puede seguir teniendo la misma facturación y si es posible mayor beneficio al no tener los mismos costes con la nueva situación. Y eso es un error tan grande que les está llevando a la desaparición. Las decisiones de los gestores se tenían que haber tomado hace una década. Ir de la mano de los cambios tecnológicos. Pero no se movieron de su situación asumida como buena.
Los cd de música se tenían que haber llenado de contenidos extra de distinto tipo a los puramente musicales. Sí, se podía seguir bajando de internet la música, pero no tanto una manera de vender un cd que fuera distinto al que se mantiene como fijo por los años de los años. Se podría haber intentado un producto encuadernado, unido a por ejemplos poemas, material literario, imágenes, historias, entrevistas, revalorización, etc. Por ejemplo pudiendo ser socios —a través de un número en el paquete— de alguna página web en donde se fueran añadiendo contenidos extra. ¿No es más lógico que además de los formatos normales, en los cd se incluyeran ya los formatos en MP3, realizados por profesionales de la conversión?
Las películas deben ser ya, ahora, algo más que 90 minutos de un producto terminado. A los extras que empezaban a llenar el contenido, deben ir más materiales desechados, comentarios cobre la historia o el trabajo realizado, presentaciones y entrevistas con los protagonistas, información sobre el producto e incluso cortometrajes de los autores, actores, directores, etc.
Y además y añadido a todos esto, el precio debe ser actualizado. No digo bajado en todos los casos, digo actualizado. Por ejemplo no es de recibo un precio de la entrada de cine alto en algunos casos, siempre igual para todo tipo de películas, sin un valor añadido a la hora de visionar la película elegida, sin comodidad también que se debería elegir según cines o sesiones, para que sea al menos igual o mejor que la del hogar. ¿Para cuando volver al silencio en las salas de proyección de cine?
Desconozco cuanta parte del total de la facturación total se obtiene de la televisión al visionarse una película. Tal vez hay que revisar estos apartados, tal vez hay que pensar que si desde el Ministerio de Cultura se reciben suculentas subvenciones, no hay que llorar tanto. Tal vez hay que revisar muy bien las historias antes de realizarlas y finalizarlas. Todo menos quejarse, sin hacer nada.