22.3.15

No, Dios no estaba en el pasillo aquella tarde

Hoy he ido de hospitales a ver a un buen amigo. Su compañero de habitación está jodido. Mi amigo también. Y he creído que reírse de todo un poco era una forma de abrir la mañana gris y lluviosa. Las mujeres se reían conmigo pero ellos, pobres, solo pasaban los minutos. Si el infierno existe debe ser un gran hospital. Incluso la calefacción está tan alta en el infierno para parecerse a los hospitales, seguro.

Hay hospitales modernos pero los hay también de esos que las décadas los han convertido en celdas blancas sin intimidad. Se te puede morir el de al lado y tenerlo tan cerca que le escuchas el reloj latir levemente hasta agotarse.

Ayer se les murió a todos un joven del pasillo que provocó un tremendo drama humano entre enfermeras y médicos. Me lo contaba mi amiga en la cafetería con dolor y rabia, pues la muerte pasea y se lleva sin casi avisar al que le da la gana. Nunca te acostumbras del todo, aunque trabajes desde hace años en aquello. La familia le requería al médico con rabia que él les había dicho que estaba muy fuerte, que lo superaría. Culpaban al médico y él aguantaba sin serenidad sabiendo que era el menos responsable.

No, Dios no estaba en el pasillo.

21.3.15

Lo que deben sufrir las madres de los asesinos

A veces me pregunto si las madres de los asesinos y terroristas saben antes que nadie que sus hijos van a crear miedo, dolor, sangre, terror. Las madres son listas de asustar, lo saben casi todo por los gestos y miradas, así que estoy seguro que si, que ellas ya intuyen que han tenido a un hijo asesino, violento, cabrón. ¿Pero qué van hacer?

Una madre es una madre sobre todo de sus hijos, y los comprenden que es medio camino de la comprensión. Se engañan para sobrevivir del dolor, miran hacia dentro y se lloran sin que lo notemos pues las madres lloran mucho sin que se lo notemos; pero es lo que tiene ser madre, que según van creciendo aprenden a llorar por dentro sin que lo noten ni ellas, que debe ser la peor forma de llorar.

Las madres de los asesinos deben ser silenciosas de respeto, calladas de voz para no tener que justificar nada. Suelen ser negras de ropa y apagadas de brillo pues se sienten culpables. Son muchas las madres que siempre se sienten culpables, que no es ni mucho menos lo mismo que sentirse responsables. Ellas si tienen que elegir siempre elijen ser culpables. Creen que así pagar parte del viaje de sus hijos. Las madres se esconden de sus hijos asesinos para no tener que darles una buena colleja, pero en su escondido rincón ni la penitencia les acerca al cielo. Por eso solo lloran y sin que lo note nadie. Sobre todo sus hijos.

Nueve regalos para todos los días. Son gratis

Hoy te voy a regalar nueve cosas que son gratis. En realidad recordarlas es también regalarlas. Debemos tenerlas presentes y utilizarlas mucho más. ¿Cuanto hace que algunas de estas cosas gratis no las utilizas?

Abrazos
Amigos
Sueños
Recuerdos
Familia
Risas
Besos
Amor
Sonrisas

Hoy es el Día de la Felicidad. Sonríe que es gratis

Hoy es el Día de la Felicidad, así que disfruta más todavía de lo que es gratis. En realidad la felicidad depende poco de lo que nos rodea, de las circunstancias de nuestra vida, de lo que llevamos como mochila. Esto es complicado de entender, lo sé, pero nuestra capacidad de adaptación es inmensa y con ella va nuestra capacidad para seleccionar ser felices.

Tener no ayuda a ser feliz, poseer es un tema menor. Hay millones de ricos que tienen todo y son infelices. Depende de ellos. No por cambiar de coche o de teléfono se es más feliz. Si acaso unos minutos. La salud y el amor sí son importantes, pero podemos aprender a mirarlos desde diferentes ópticas. Si no somos capaces de sacar para nuestra felicidad lo necesario, debemos aprender a realizarlo como sea pues sin felicidad no es posible vivir bien.

Pero la felicidad tampoco es obligatoria y tiene muy diversos tamaños. Cada persona valora su felicidad de muy diversos modos. Lograr la sonrisa de alguien que tienen enfrente también entrega felicidad. Pensar que estás haciendo feliz a alguien también te convierte en feliz. Entregar es más gratificante que recibir. La vida no es una comedia de película, es un recorrido largo donde la alegría y la felicidad ayuda a que los que nos rodean sean también más felices.