26.10.19

Cambio de hora. En serio, no afecta nada a la salud

Este sábado nos cambian la hora y esto parece —según algunos medios de comunicación— un tema aterrador para la salud de las personas y que nos puede afectar muy negativamente. Ji ji ji. ¿En qué? Es por saberlo. 

Yo en esta semana y pico he cambiado de hora tres veces. Tuve que ir a Portugal y tras 5 días volvía para encontrarme a los 4 días con otro cambios de hora. Os juro que excepto el enfriamiento que llevo desde antes de irme a Portugal no he notado nada.

Si cambiar la hora nos afecta, irse a New York debería ser una enfermedad grave. Y os puedo jurar que ir no se nota, y en cambio volver supone un cambio al que hay que adaptarse con dos o tres días de responsabilidad y calma. Pero estamos hablando de seis horas, que ya es algo notable. 

Más complicado parece irse desde España hacia el Este de Japón, pero todo se supera en un par de días tontos. Vamos, que no es para tanto pues el cuerpo está adaptado excepto si los cambios de hora son por bodas y similares y las modificaciones las pasamos con alcohol y movimientos con estertores incontrolados del cuerpo por bailes abusivos.

Así que una hora de cambio horario es la tontada más enorme que nos podemos plantear y no supone nada para la salud de las personas. ¿Que tenemos que cenar una hora más tarde? Será si quieres. Empieza hoy con medio hora y punto final.

25.10.19

Las Personas Mayores y sus necesidades específicas

Las personas mayores tenemos algunas necesidades distintas a las de los jóvenes, otras no tanto y algunas en absoluto. Y hay que recordar antes de que se nos odie por cobrar las pensiones que hemos pagado con anterioridad para las pensiones de nuestro padres, aunque ahora necesita el Estado complementar, y que todos vais a llegar a personas mayores y que incluso nuestra implicación en la sociedad a todos los niveles es insustituible, incluida la parte del gasto, de la economía de consumo, de los impuestos o de los trabajos voluntarios.

Pero las personas mayores sí necesitamos algunos elementos diferenciadores y hay que remarcarlos. Debemos todos nosotros, los que ya somos mayores, conocer qué necesitamos potenciar, cuidar e incluso mimar.

Por ejemplo el ejercicio. Hay que andar. Como poco hay que andar una hora, a marcha de unos 5 a 6 km a la hora, con ritmo alegre y si nos aburrimos nos podemos poner cascos y escuchar la radio o la música prehistórica que nos guste. Tener un pequeño huerto urbano en un balcón, unas macetas o un animal de compañía ayuda al ejercicio continuo.

Hay que comer menos y mucho mejor. Menos carne, menos grasas, menos alcohol, menos alimentos procesados, más verdura y fruta. Así que hay que disfrutar más de lo que sí podemos comer, y si tenemos que tomar poco de algo, saboreemos ese “algo” con calma. 

Digestiones pesadas prohibidas. Cinco comidas y a la cama tras cenas suaves. Es simplemente salud, son años de vida. Pero tienes libertad para morirte cuando quieras-

Hay que emplear más el cerebro. Pensar, hablar, escribir, volver a pensar. Nada de negativismo, nada de tristezas, nada de ponernos a sudar para defender posturas. 

Calma, tranquilidad, pues todo está ya hecho por el propio Sistema y aunque nosotros debemos pensar y repensar sin tregua, hay que hacerlo desde el positivismo y trasmitir sólo si se nos pregunta o a través de un blog, que no sabemos hacia dónde van nuestras palabras.

Controlar la glucosa y el colesterol es importante, pero el estrés también. Hay que relacionarse con personas y no con máquinas, hay que hablar y reír, hay que tocarse aunque ahora esté casi prohibido, hay que tomar el sol y viajar. Mira, viajar es muy sencillo. Se puede viajar a los EEUU o al barrio de tu ciudad que tiene un parque. Viajar es querer moverse.

Nunca estés solo. Intenta por todos los medios no estar solo. La soledad no deseada es terrible. Si estás solo porque quieres estar solo, mil albricias. Pero la soledad sin desearla mata. La sociedad se está dando cuenta e está intentando evitarla, aunque no sea nada sencillo. Pero es un drama. De la soledad no deseada tiene la culpa la mala suerte, pero también la propia sociedad dura y adusta.

Como no sabemos en qué momento nos volveremos dependientes, hay que admitirlo antes y sin presión dejar de pensar en ello pues no podemos hacer nada hoy que no sea seguir los consejos planteados antes. Estos chavales tan jóvenes y guapos también se volverán personas mayores y en su momento terminarán dependientes. Ellos todavía no lo saben y nosotros todavía no nos toca. Así que a seguir disfrutando con optimismo.

Intelectuales necesarios para el siglo XXI

Los intelectuales actuales, en este Siglo XXI ya no deberían ser sólo las personas que conocen las cosas y hablan de ellas, hoy el intelectual debe ser la persona que da forma a los pensamientos de su propia generación para que los entiendan todas las personas en un multinivel incluso participativo. Un intelectual es un sintetizador, un publicista, un comunicador de ideas complejas convertidas en ideas asumibles y posibles, sin que pierdan estas ideas y pensamientos su eficacia y su sentido de oportunidad. 

Y un intelectual tiene que ser también una persona que se implique, que se quiera imponer con sus razones, que expanda sus pensamientos hacia todos como lluvia fina. En tiempos donde sobras palabras gruesas y rápidas, sin recapacitación ni reflexión, es necesaria la calma y la lentitud sosegada a la hora de expandir la voz y las ideas.

Hay que ampliar la capacidad pedagógica de los mensajes de la intelectualidad reconocida, para impedir que la posible manipulación social que está imperando con tanta facilidad siga calando como lluvia fina, por falta de las defensas básicas de los que recibimos los “item” manipuladores.

Una mentira dicha mil veces ya sabemos que no se convertía antes en una verdad. Pero eso ha cambiado totalmente en estos tiempos, y ahora la cantidad de mensajes si cala profundamente, y la falta de mensajes reflexionados y lógicos no logra contrarrestar las manipulaciones. Es muy complicado lograr una lectura de temas sociales pues se buscan titulares, frases cortas, explicaciones muy banales, actividad defensora de ideas simples, buscando siempre el mínimo esfuerzo.

Pero debemos trabajar mucho más todo lo contrario para buscar la excelencia y crecimiento personal, que sirva para salir de las pobrezas mentales, que son las que ayudan a salir de las pobrezas económicas.

TENER CURIOSIDAD, DUDAS, SALIR DEL CONFORT, ENFRENTARSE AL RIESGO

CAER EN CONTRADICCIONES MIENTRAS SE DUDA, COMO ALGO MUY POSITIVO

COMUNICACIÓN INTERCULTURAL ENTRE VARIAS PERSONAS

COMUNICACIÓN SOBRE PROYECTOS AFINES O DIFERENTES

INTERCAMBIO CULTURAL, REFLEXIÓN, REINTERPRETACIÓN

INTENCIONALIDAD EN LA COLABORACIÓN DE IDENTIDADES INTRACULTURALES

NO TENER NUNCA MIEDO AL FRACASO NI A LAS PUERTAS CERRADAS


Talento, Formación y Suerte. ¿Cómo se logran?

El americano John Brockman, uno de los más firmes defensores de “las tres culturas” dentro de la cultura general o global, firme defensor de lo que se denomina “La Tercera Cultura” como creación moderna hacia donde hay que redirigir todos los temas culturales, respondió a la pregunta: ¿Dónde radica el éxito personal?… diciendo:

Se necesita TALENTO, FORMACIÓN y SUERTE

Y cuando se le insistió sobre lo que se necesitaba para tener MUCHO éxito, añadió:

Se necesita un poco MÁS de TALENTO, BASTANTE MÁS FORMACIÓN y un CÚMULO DE SUERTE.

Nacemos con una cantidad de talento innato que viene determinado y podemos hacer crecer… o disminuir. No estamos programados para ser listos o tontos, sino para avanzar y crecer dentro de esa tontuna o de esa capacidad para ver la hierba crecer.

La formación la tenemos para cogerla… o no. Depende de nosotros. En el mundo occidental la formación es “casi” sencilla de alcanzar subiendo con esfuerzo. Y para ello nuestro propio trabajo desde los años escolares es fundamental.

La suerte nos tiene que pillar trabajando y lo más importante para tenerla es saber detectarla. La suerte no tiene color ni forma, no es posible explicarla. Todos tenemos golpes de suerte pero no todas la detectamos y la pillamos para nuestro regazo. 

Tan importante es tener suerte como saber detectarla y lograr atraparla. La conciencia de saber qué es suerte es fundamental, pues la suerte nunca viene vestida de suerte, para que la sepamos detectar enseguida. 

Hay que saber qué podemos convertir en suerte, de todo lo que nos va aconteciendo por la vida. Mucho más que suerte, yo lo llamaría OPORTUNIDADES.