11.3.25

Europa opina sobre Defensa. Hay que cambiar


Ante la situación actual en Europa, las preguntas son básicas y lógicas, repetidas en todos los países, con respuestas además que no difieren en mucho. Europa y los europeos saben qué está sucediendo y hacia donde nos lleva la actual situación, si no somos capaces de revertirla.

Los europeos saben que Trump es un problema para Europa tal y como dicen encuestas que publica El País y otros medios. Y dudan de que los EEUU vuelvan a ayudar a Europa si Rusia amplía sus ataques a otros países vecinos. 

A su vez saben que la OTAN, sin los EEUU con voluntad, no tiene el mismo sentido que hace unos años. Y que la Paz en Ucrania está lejos, sobre todo está alejada de que sea una paz justa para los ucranianos.

Europa a su vez está dividida entre mandar tropas directamente a Ucrania o mandarles solo ayuda militar, pero se admite que posiblemente sería el paso siguiente a la actual situación. 

Y para ello en Europa se sopesa cada vez con más fuerza la necesaria creación de un ejército europeo, incluso ya se habla de la vuelta a un Servicio Militar obligatorio para los jóvenes en Europa.

Nadie duda de que hay que reforzar los gastos militares una vez que los EEUU haya advertido que se acabó transferir gasto desde su país hacia problema que atañen principalmente a los europeos, como si muchos de estos problema no hubieran sido alimentados por los propios EEUU, bien directamente o bien bajo el amparo de la OTAN.

Y nos queda saber y decidir desde dónde vamos a sacar los presupuestos para ampliar los gastos en defensa, que tendrán que ser en dos direcciones. Más defensa europea, y más defensa de cada uno de los países.

No debemos engañarnos, ahora ya no se trata de gastar dineros en tanques, aviones o fragatas y portaviones. Se trata de gastar en nuevas tecnologías, en defensa pasiva, en técnicas de comunicación global y de inteligencia militar, en sistemas de defensa para que no se pueda interferir en la vida construida alrededor de todos nosotros, con las nuevas tecnologías que ya son viejas.

Las nuevas guerras del siglo XXI, en los países industrializados y occidentales, son ya muy diferentes a las del siglo XX.


9.3.25

El Poder del Mundo se concentra como los caldos


Que el Poder del Mundo esté en manos de un tonto (o de un atontado) es peligroso, muy peligroso. Pero que además a ese tonto lo jaleen por diversos intereses muchas personas que no son tontas, es más peligroso todavía pues el tonto se cree estar en todas las razones, y con su propia razón de odio mascullado.

Cada determinadas décadas surgen tontos que se creen inspirados y alentados a cambiar el mundo desde su sillón real. Me refiero con lo de "Real", a que es de verdad. Y a poner en valor que los sillones ayudan al Poder. Los sillones con orejeras acojonan a los que no los tienen.

Nunca ha existido alguien que deseara conquistar el mundo, y que no estuviera sentado en un buen sillón. A veces incluso a lomos de un caballo. Otras veces rodeado de un Despacho gris y con pocas luces.

De momento y en una de las primeras decisiones de este Nuevo Mundo de 2025, Rusia aprieta en Ucrania, atacando escuelas y matando a más civiles. Es una consecuencia de saberse poseedor de las razones que le envía por Redes Sociales el "Amo".

Es un detalle, no el único ni el más importante y jodo si lo es. Es una contra reforma de todo lo establecido hasta ahora en este siglo XXI. 

Parece que nos quiere estallar Siria sin haber arreglado lo de Gaza o Cisjordania, y por si faltaba sal en el cocido, se le manda una carta a Irán advirtiéndole, como en los tiempos de la Edad Media.

El caso es amedrentar sin valorar las reacciones. Y poner en valor que tenemos donde elegir. Podemos creer en algún Dios o en los Mercados. Somos libres para pensar que uno de los dos —Dios o Mercado— nos salvará de la hecatombe.

No me cabe duda de que todo contiene un diseño, todo estará (o no) planificado en unos papeles que algún día James Bond nos sacará en alguna película, pero de momento nos toca sufrir incertidumbres mientras vemos perder tranquilidad, mientras sentimos como crecen los gastos militares.