29.2.12

Algo más sobre el déficit público y el personal

El déficit público en 2011 es complicado de asumir y es un punto de partida para la contabilidad del año 2012 y 2013 de difícil cumplimiento contable, aunque Europa insista en no tocar las previsiones del 4% para 2012. 

Todos conocemos bien lo que es el déficit público y lo que supone para España caer hasta un 8,51% cuando nos habían dicho los prestamistas europeos que no nos dejarían tener más de un 6% de déficit. Estamos todos aprendiendo económica básica en estos meses, pero voy a intentar aclarar algo más el término “déficit” para quienes todavía no lo tengan claro del todo. 

El déficit es la diferencia entre ingresos y gastos, algo que es comparable a lo que nos sucede a todas las familias. Como país tenemos 4 maneras de gastar dineros. Por el Gobierno Central. Por las Comunidades Autónomas. Por los Ayuntamientos. Por la Seguridad Social. Para España nos habían fijado un déficit del 6% asumiendo que 2011 sería un año malo. Y nos dijeron que podríamos desviarnos hasta un 4,8% en el Gobierno Central (lo hemos hecho en un 5,1%), desviarnos un 1,3% en los Gobiernos Autonómicos (y lo hemos hecho en más del doble, hasta el 2,94%), podríamos hacerlo en un 0,3% en los Ayuntamientos (y nos hemos ido un poquito hasta el 0,38%) y se pretendía que tuviéramos un superávit de un 0,4% en la Seguridad social cuando en realidad hemos tenido un déficit del 0,09% por el excesivo desempleo.

Imaginemos que en nuestra familia cobramos 1.000 euros al mes en 14 pagas. Si durante 2011 ganamos 14.000 euros al año y nos hemos gastamos unos 15.192 euros, hemos tenido un déficit del 8,51%. Nos hemos gastamos 1.192 euros más de los que hemos ganado; hubiéremos debido trabajar un mes más, para cubrir gastos. 

Si no tenemos ahorros y si además estamos constantemente endeudados, la única salida y posibilidad de gastar más de lo que ganamos es encontrar a alguien que nos preste esos 1.192 euros. Le tenemos que convencer de que somos buenos pagadores, de que vamos a tomar medidas para que esto no vuelva a suceder, de que es un momento complicado y que para ello le presentamos un estudio de viabilidad futura para que se crea nuestras palabras. Más o menos lo que ha tenido que hacer España ante Alemania y Europa.

Para el siguiente año tendremos que pagar lo que debíamos en 2010 más lo que hemos aumentado con más deuda durante 2011 en otro 8,51% más, añadiendo los intereses de toda la deuda, y además tenemos que convencer a quien nos ha prestado el dinero de que es posible que en 2012 volvamos a tener más deuda y que tendremos que solicitar más crédito para devolver el capital y los intereses.

El que nos presta en dinero (el director del banco), cuando nos recibe en SU mesa, en SU despacho, nos dice que eso no puede seguir así, que lo entendamos, que “mecachis”, pero que igual al próximo año ya no nos deja más dinero prestado. Que necesitamos tener un nuevo ingreso u ofrecer más garantías. Y sin duda gastar menos

Al director del banco no le importa casi nada que empecemos a gastar menos (aunque nos lo diga e insista), sino que seamos capaces de mantener los ingresos o que los aumentemos, pues lo importante es que tengamos capacidad de pagar. Gastar menos es un “seguro” para cobrar si no somos capaces de ganar más.

Y nosotros, que necesitamos el préstamo para seguir comprando pan y chorizo o para mantener el nivel de vida, le tenemos que decir al director que nos presta, un SI a todo lo que nos proponga y además poner cara de solventes. Luego ya veremos de qué somos capaces, pero de momento hay que conseguir el préstamo.

Tenemos dos soluciones una vez que nos hemos ido del despacho del director del banco con cara de asustados. No sirve de nada pensar que ya tenemos resuelto el problema, pues al año siguiente tendremos un problema muy serio. O nosotros o el director del banco, depende de la cantidad adeudada.
Las soluciones posibles pasan por: o ganamos más sueldo o gastamos menos dinero. ¿Qué hacemos? ¿de qué somos capaces?

Una vez en el hogar, nos sentamos con los hijos y la pareja y analizamos los gastos para ver de donde recortar. Ya el año pasado dejamos solo un teléfono móvil, un solo coche que empleamos mucho menos, ya no bebemos vino en la comidas y consumimos más verdura y menos carne. Gastamos menos en vacaciones, compramos ropa solo en rebajas, gastamos menos en limpieza y productos caros de aseo personal, casi nada en cultura, muy poco en ocio, no vamos a realizar la obra de la cocina, no contrataremos al profesor de inglés del hijo, recortaremos en…, ¿de donde recortamos ahora?

El hijo pequeño, que estudia bachiller, nos dice que alguno tiene que trabajar más horas y ganar más dinero. Claro, él no piensa trabajar. Y dice que los ingresos (el Estado trabaja más a costa de subir los impuestos) deben subir, que él no está dispuesto a perder sus “jueves al cine”. Es decir, nos encaminamos sin remedio a una subida del IVA y a un recorte más alto de los gastos de todo tipo. 

La hija, muy espabilada ella, nos dice que por qué no metemos como ingresos lo que nos pagan en negro en mi oficina por los trabajos extra y los dedicamos a ampliar nuestra contabilidad general, que hasta ahora lo que hace la familia es guardarlo para gastos extras o para disfrute de los adultos en noches de fin de semana con amigos. Nos ha jodido esta chica, pensamos los adultos. Pero está claro que si el 20% de la contabilidad de España es negra, deberíamos intentar que se volviera blanca ¿no?

La esposa se confiesa capaz de hacer algunos recortes en gasto pero insuficientes para cuadrar cuentas, e intenta convencernos a todos de que tendremos que pasar unos años sin vacaciones, pues ya nada será igual. La miramos como a una enferma asustada y le hacemos caso, pues estamos en invierno y no toca hablar de las vacaciones.

A Grecia han amenazado con mandar a 40 inspectores de la Hacienda de Alemania, para investigar su mercado negro. Igual a España hay que enviar a 400, que aquí somos muy listos para engañar. O yo qué sé. A Grecia les han dejado sin vacaciones y aunque están protestando, al final tendrán que asumir que nos han cambiado el ritmo y las posibilidades a costa de unos cuantos jetas que por cierto ellos sí, disfrutan de vacaciones en invierno.

Podemos creer que esto es una simplificación burda, incluso que si nos quejamos con mucha fuerza lograremos que quien nos presta el dinero nos lo perdonará y además nos seguirá prestando más. Conocemos poco a los bancos. Toca trabajar más y al Estado cobrar más impuestos. Y lo que hay que hacer es optimizar los gastos sin recortar estados básicos de bienestar social y saber trabajar más contra los que más tienen para cobrarles más impuestos, mientras que a su vez intentar con más inspectores, que no haya tongo en los pagos de impuestos por parte de los que tienen tanta pasta que disponen de los mejores asesores para escaparse por la puesta de atrás. O recaudamos más ”sueldo” o nos quedaremos sin vacaciones unos cuantos años al menos.