Uno, que
vivió el 23-F con impertinente cercanía pues en aquellos años o estabas o
pasabas de todo, cada vez que vuelven a recordarnos aquella noche me entran la mismas
dudas.
Acabo de ver la película de Chema de la Peña sobre la tarde noche del 23 al 24 de febrero de 1981 y siendo una buena película en clave documental aceptada en sus planteamientos como los ciertos, debo reconocer que se moja muy poco para ser una película moderna, del año 2011, y que aporta muy poco a la necesidad de cerrar un capítulo de nuestra historia que nos marcó sendas. No todo pudo ser como se cuenta.
Acabo de ver la película de Chema de la Peña sobre la tarde noche del 23 al 24 de febrero de 1981 y siendo una buena película en clave documental aceptada en sus planteamientos como los ciertos, debo reconocer que se moja muy poco para ser una película moderna, del año 2011, y que aporta muy poco a la necesidad de cerrar un capítulo de nuestra historia que nos marcó sendas. No todo pudo ser como se cuenta.
Cuando hablamos
de la Transición y tras analizar lo que criticamos, se nos olvida muchas veces
de donde venimos, en qué punto estábamos, quieren éramos entre 1975 y 1985.
Para escribir bien las historias, se debe como poco tener unas buenas plumas y
un buen papel. Y en aquellos años eran más las piedras en los caminos que los
botijos con agua fresca.