24.2.13

Recuerdo el 23-F con intranquilidad, pero con satisfacción también

Uno, que vivió el 23-F con impertinente cercanía pues en aquellos años o estabas o pasabas de todo, cada vez que vuelven a recordarnos aquella noche me entran la mismas dudas.

Acabo de ver la película de Chema de la Peña sobre la tarde noche del 23 al 24 de febrero de 1981 y siendo una buena película en clave documental aceptada en sus planteamientos como los ciertos, debo reconocer que se moja muy poco para ser una película moderna, del año 2011, y que aporta muy poco a la necesidad de cerrar un capítulo de nuestra historia que nos marcó sendas. No todo pudo ser como se cuenta.

Cuando hablamos de la Transición y tras analizar lo que criticamos, se nos olvida muchas veces de donde venimos, en qué punto estábamos, quieren éramos entre 1975 y 1985. Para escribir bien las historias, se debe como poco tener unas buenas plumas y un buen papel. Y en aquellos años eran más las piedras en los caminos que los botijos con agua fresca.
Hay en el 23-F dos figuras que me parece clave y de las que desconocemos con claridad todo lo que hicieron aquel día y unas semanas antes. Armada y el Rey. En la película la figura de Armada queda como desdibujada a costa de embarullarla mentalmente. Da la sensación de ser un loco que no sabe por donde caminar. Pero se nos olvida su importancia en el organigrama de la Transición y en su papel negociador entre los políticos de aquellos años y la Monarquía. Un balbuceante loco no puede ser el mismo que negociaba en Lérida y era escuchado por el Rey. O si.
En cuanto a la figura del Rey se ha escrito tanto y tan fijo de aquella noche, que nada resulta más patético que olvidarnos de las preguntas clave. ¿Por qué tardó tanto en salir a decir basta ya? ¿por qué tardó tanto en ordenar a Valencia que no sacara sus tanques? ¿en serio Sevilla no se quería poner al teléfono? ¿qué papel tuvo Zaragoza y su AGM o Barcelona?
Se nos olvida muchas veces analizar los antecedentes del 23-F. La trama civil que pagó los gastos que se produjeron y de la que en alguna ocasión se han esbozado nombres conocidos. La sensación de que se sabía perfectamente que Tejero estaba preparando aquello desde hacía cuando menos 2-3 meses. El papel del entonces CESID y hoy CNI y de José Luis Cortina junto a sus hombres. O saber quien era realmente el llamado “Elefante Blanco”, famoso militar que debería haber acudido al Congreso a relevar a Tejero y a plantear algo que nunca se dijo, sin saber además si “aquello” se hubiera aceptado por los congresistas retenidos.
 No da igual lo que sucedió hace más de 30 años, pues no conocerlo puede suponer volver a repetirlo, ya que aquellas líneas mal escritas nos han marcado el futuro y seguimos sin saber quien nos engañó, quien quería y por qué cambiar otra vez el rumbo de la España que sufría y avanzaba. Los poderes reales casi siempre estás escondidos entre la maleza de militares o políticos bobos que les bailan el agua. Pero sus objetivos no son la sociedad sino sus intereses.

AÑADO.: Se me olvida dar una impresión personal. Creo que no hubo un Golpe de Estado, sino al menos dos Golpes de Estado, diferentes y unidos por una mano inteligente que supo hacer explotar ambos para que entre ellos las contradicciones se solaparan y convirtieran en un fracaso lo que podría haber sido una tragedia. Personalmente creo que quien desmontó el Golpe de Estado fue la suma de unas circunstancias muy estudiadas por "alguien" o "alguienes" de los que no se ha dado si no el nombre, si su gran trabajo en todo este pasaje de la historia. Creo que ya nunca se dirá toda la verdad.