27.11.17

En 1980 se pedía sábados fiesta. En 2017 los domingos fiesta

Una constante en las relaciones laborales a partir de los años 80 (o incluso antes) fue dignificar las relaciones laborales y las condiciones de seguridad y de conciliación con la vida privada. Pero nada ni de cerca, que no tuvieran ya los trabajadores europeos, de nuestros países vecinos. Las distancias con ellos no solo eran en sueldos muy diferentes, sino en condiciones laborales.

Viendo esta pegatina del año 1980, observaremos que poco hemos avanzado, que incluso parte de lo logrado en aquellos años se nos ha escapado por la fregadera tras las Reformas Laborales de Zapatero primero en el año 2010, y de Rajoy después en el año 2012.

Ver que en 1980 se pedía que los sábados fueran fiesta laboral, es decir pedir la semana laboral de 5 días, nos parece hoy con los mismos problemas sin resolver en el comercio, una cosa imposible, cuando el debate en el 2017 es el de abrir o no abrir los domingos.

La economía y empresarios de 1977 en España



En el año 1977 la situación económica en España era de una extrema debilidad. Los poderes fácticos y los restos del búnker que eran mucho y muy bien colocados, no hacía nada por modernizar los procesos económicos de España. Se partía de una situación caótica, con una clase empresarial paternalista y muy poco preparada, que no supo digerir en absoluto ni a los sindicatos horizontales ni a los trabajadores que empezaban a exigir unos derechos básicos y un sueldo básico para vivir.

El 25 de octubre de 1977 se firmaron en la Moncloa los famosos Pactos de la Moncloa, que por consenso de todos los partidos políticos más importantes, dieron paso a unos ajustes duros, incluso en algunos casos muy duros, que sirvieron para intentar asentar la economía, controlar el desbocado IPC y poner a España en un lugar más respetable como cliente, de cara a su deuda externa y a los préstamos que necesitaba para hacer las reformas.

Os dejo dos pequeños recortes de Diario16, del mismo día ambos, del 16 de junio del año 1977, recogiendo uno la información de The Economist y en el otro una nota sobre una reunión de empresarios españoles. Tener que lidiar con aquellos ineficaces empresarios que soñaban con el sindicato vertical, era un problema añadido.