29.4.19

El señor del bigotito se me apareció ayer otra vez

Un día hace ya unos años apareció por mi vida enfrente de mi mesa de político, un señor bajito y con bigote que decía ser un nuevo representante del PP dialogante que deseaba plantear a los vecinos nuevas ideas y necesidades. Era inconstante y raro, no era crudo ni duro para su mucha edad y su pasado extremista conservador. El tiempo le había doblado. Hablamos constructivamente y nos fuimos viendo en reuniones técnicas, donde nunca coincidíamos de ideas, pero nos respetábamos ambos.

Ayer y yo ya me lo imaginaba, lo vi de apoderado de VOX en una mesa de votaciones. No me saludó creo que por temor a las preguntas. Seguía igual de pequeño, igual de bigotudo histórico, igual de joven para sus 70 años bien cumplidos. Debía estar contento por cambiar el azul cían por el verde pistacho.

Yo no entré en política hasta los casi 50, y nunca dejaré de estar entre la nada y el donde estoy ahora. Nunca me cambiaré de orilla o de barco, si acaso me bajaré a tierra. Por eso no entiendo a los que cambian de barca en cuanto ven aire en contra o alguna ola de miedo. Esos no sirven para la vida en la calle. Si algo falla o fracasa, todos los que pertenecemos a ese algo somos responsables. Todos en diferente medida, pero todos. Así que huir no está bien, excepto que te obliguen a huir o te empujen al vacío.

Estoy seguro que me lo volveré a encontrar y volveremos a sonreír hablando del futuro. Yo me entiendo con casi todos, aunque no comparta y venda mis ideas con casi ninguno.

¿Qué está haciendo mal la izquierda en España?

El votante ayer votó moderación aunque se me pueda indicar lo contrario al ver los casi tres millones de votos de VOX. Es cierto y es un número tremendo, pues son votos de extrema derecha, pero voy a intentar explicarme. 

Cuando la derecha más derecha se tienen que presentar para ser elegida entre un VOX nuevo y un PP viejo, anciano, cansino, incapaz y con miedos, el votante opta por lo novedoso en un gran número. Si además observa la debacle y la huida de personas que no hacía nada eran los que dirigían al PP, les ha entrado esa sensación de barco hundido y cambian de lancha.

El resto de votantes de derechas optaron por un Ciudadanos que es complicado de entender y clasificar pero no es de un radicalismo potente y por eso ha subido y un PSOE claramente moderado que es quien se ha llevado el agua a su terreno, sobre todo a costa de un Podemos desnortado y embarullado. El espíritu del 15M se ha hundido.


El voto radial a VOX siendo importante es prestado y a poco que lo sepan hacer bien desde las derechas clásicas, será un voto que volverá al liberalismo lógico.

¿Qué debería hacer la izquierda ahora?
Pues sin duda parar la pelota, mirarse el ombligo y ponerse a edificar pedagogía diferente. Le quedan cuatro años por delante. En España y en Europa.

Entre esos casi tres millones de votos a VOX hay mucho voto de trabajador, de obrero a turnos, de currante que depende del sueldo de un jefe y de su despido en una condiciones indignas. 


Y ha votado a VOX sin saber que estos dirigentes de la derecha de Trump o Bolsonaro, de Thatcher o Perón, defiende procesos económicos y sociales que les perjudican como personas de la clase trabajadora. Pero sé que esto es imposible de convencer con las herramientas actuales.

Hay pues que edificar un discurso distinto, unas ideas y planteamientos sociales diferentes, y explicar con soluciones reales qué es la izquierda y a quien debería defender. Si a la izquierda no la votan los que dependen de un sueldo bajo y unas condiciones laborales muy malas, es que algo está haciendo muy mal esa izquierda.