El precio de esta crisis del Sistema en España lo vamos a pagar con intereses de demora. Creemos que no y que el precio es llamar imbéciles a los presuntos políticos que no han sido capaces de resolver la ecuación, pero con eso no basta. Hay que pagar la factura. Sobre todo la factura de la credibilidad del sistema. Y va a ser cara y durará varios años.
Nadie garantiza que tras el 10 de noviembre de 2019 no volvamos a estar igual o peor. Nadie sabe de qué manera se van a mover los resultados de noviembre, que sin duda se moverán. Y estos movimientos afectarán a todos los grandes partidos que podrían ser cinco o seis. Y que junto a la incógnita de la abstención configurarán un paisaje político bastante diferente.
Ya nunca más volveremos al bipartidismo que durante 30 años gobernó alternándose esa España que salía de la Dictadura. Ahora toca leer de otra manera la realidad social. Y como en mucha Europa, hay que gobernar dialogando, e incluso eso es bueno y debemos explicarlo como bueno.
Así que tal vez hay que explicar a quien quiere volver a los años 80, que ya no es posible, que ahora si se quieren mayorías absolutas hay que demostrar una calidad política de gestión y de liderazgo además de limpia, inteligente y con capacidad de movilización contundente. Las ideas importan pero menos.
Hacernos trampas modificando los métodos constitucionales ya dados en 1978 es no querer admitir la modernidad de España que se asemeja cada vez más a Europa. Aunque algunos políticos hayan aprendido en escuelas bipartidistas caducas. Y se crean que pueden macerar sus propios partidos en las salsas que ellos cocinen. Los españoles somos cada vez más exigentes y menos tontos. Aunque no se lo crean los que son más tontos que nosotros.
19.9.19
18.9.19
La distorsión y errores de Podemos en estos meses
No hay mayor error de Podemos en estos meses que sentirse inferior e ir a negociar con el PSOE desde la inferioridad política del que se cree inferior (tres veces la palabra INFERIOR en una línea). La bisoñez de Podemos y sus negociadores ha sido brutal. El desprecio al que han sido sometidos es de libro para estudiar en el futuro.
Si nos ponemos a pensar en dos figuras similares de antaño, Anguita y Carrillo, veríamos que hubiera resultado imposible imaginar un trato del PSOE a su izquierda con tantos item absurdos y de desprecio. Nunca más por favor, cada líder político está representando a sus votantes.
Y lo malo es que se siguen manteniendo esas sensaciones de blandura política y social, tal vez por el error absurdo de querer contentar con sus formas a antiguos militantes del PSOE o a votantes socialistas cansados de un socialismo de baja altura.
Y lo malo es que se siguen manteniendo esas sensaciones de blandura política y social, tal vez por el error absurdo de querer contentar con sus formas a antiguos militantes del PSOE o a votantes socialistas cansados de un socialismo de baja altura.
A la sociedad progresista se la conquista con soluciones, con ideas de riesgo y novedosas, con la realidad de que a la izquierda no se la quiere ni en pintura pues en su interior hay una Lucha de Clases.
La izquierda siempre tendrá muy complicado gobernar en España pues los poderes ocultos, antes fácticos, hoy económicos, no quieren ver a nadie de izquierda real en el Gobierno. Por eso algunos dirigentes que dicen llamarse progresistas pero ya ni tan siquiera socialistas, se arrugan y se acojonan.
No sabemos quién dió la “orden” al PSOE, a Pedro Sánchez de que con Podemos no podría ser bajo ningún color posible. Pero alguien la trabajó desde las cloacas del poder económico. A la izquierda nos quieren para trabajar, para ser los esclavos modernos de los Tiempos Modernos.
La izquierda siempre tendrá muy complicado gobernar en España pues los poderes ocultos, antes fácticos, hoy económicos, no quieren ver a nadie de izquierda real en el Gobierno. Por eso algunos dirigentes que dicen llamarse progresistas pero ya ni tan siquiera socialistas, se arrugan y se acojonan.
No sabemos quién dió la “orden” al PSOE, a Pedro Sánchez de que con Podemos no podría ser bajo ningún color posible. Pero alguien la trabajó desde las cloacas del poder económico. A la izquierda nos quieren para trabajar, para ser los esclavos modernos de los Tiempos Modernos.
Y a partir de aquí nos pueden disfrazar con los trajes que ellos quieran, pero seguimos siendo los trabajadores del poder. Incluso aunque nos creamos que somos el propio Poder. ¡¡NO!!, somos los currantes, somos a lo sumo los obreros del poder, del Gobierno, de los que mandan de verdad.
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