27.4.24

Cartelitos consumidores para consumistas impulsivos


Para consumir hay que anunciarse y a veces es tal la fiebre de vender, de convencer, que ya no caben las informaciones que nos quieren transmitir para convencernos. La publicidad se convierte en propaganda para convencernos a caer en el consumo.

No nos preparan para el esfuerzo, para la autoestima, para la realización personal o para el conocimiento completo de los temas, que no sean puramente económicos… para ellos en forma de beneficios, y para nosotros en forma de endeudamiento.

No nos preparan para el consumo real y válido, pues nos prefieren sin preparación, para que no sepamos defendernos.

Solo importa el consumo en constante crecimiento y el orden que se pueda formar con los números. Puede incluso cuadrar el sistema, porque para eso hay teorías que lo avalan.

Dicen que necesitamos un país, una sociedad en donde no sea necesario trabajar, pero eso si, donde se consuma todo lo que el estado te entregue como subvención para vivir.

Es curioso, pero lo importante no es tanto ni el qué, ni el cuándo,  ni el para qué. Lo único importante es el cuanto, y contra más cuanto… mucho mejor.

Por eso hoy las cosas duran poco o nos convencen de que cada vez hay que ir más a los lugares de consumo, porque el éxito económico no es la productividad, ni la felicidad, ni la motivación. 

El éxito para el sistema es el consumo.