3.11.16

Un Gobierno agostado, triste, muy religioso

Leyendo los nombres del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy para esta España triste y ajada, agostada diría, a uno le entran ganas de no seguir escribiendo de esto y dedicarme a la televisión, a los Pokemos o a la ruleta de mentiras. No ha cambiado nada, estamos bien como estábamos y así se lo hemos transmitido a Rajoy dos veces y menos mal que nos han evitado la tercera, para no volver hacer el ridículo como sociedad.

La gran duda es si ahora nos obligarán a ir a misa los domingos o si simplemente se conformarán con que recemos por la noche. Que no es poca diferencia. Si uno tiene la suerte de ver programas de televisión de los años 80 y 90 podemos ver a poco que nos fijemos un poco, que en aquellos años se tenía más brillo. Y no, no creo que los tiempos mejores fueran mejores, simplemente creo que estos años queremos que sean peores. Entre todos nosotros, democráticamente.

No somos tontos, simplemente es que estamos acojonados y el miedo nos lo han metido hasta en los tétanos. Ahora se cambia de Gobierno y Mariano ni sale a explicarlo. Con una hojica a ordenador, punto pelota. No merecemos explicaciones, ni sonrisas. Con saberlo por boca del presentador de la tele ya nos sirve, que somos unos exigentes.

Mariano ha tardado más de lo lógico en dar a conocer la lista, no han entrado jóvenes valores populares, se mantiene el mismo grupo de compañeros económicos y sociales, se reparte poder hacia Cospedal sin que se note mucho lo que le quita a Santamaría, y se mueven pocas sillas, como dejando claro que es un gobierno de continuidad. ¿Saben ya quien llevará el CNI? Sí, esa.

Y así nos ha dejado un Gobierno muy “Opusista”, menos político de lo que cabía esperar, y con claros niveles entre los poderes del partido para no cabrear a muchos. Empieza mal, o lo que sería lo mismo, empieza dando el balón a la oposición. Pero no debe preocuparse Mariano Rajoy, pues fuera del Gobierno no hay nada, no existe oposición que valga la pena temer. Queda el desierto tras los buenos trabajos de esos poderes fácticos que tanto asustan a los de izquierda, que son los irredentos que nunca cogen miedo del montón.

Europa está contenta, la iglesia también, los militares más, los jueces ya no saben si seguir con los juicios pendientes y El País tiene que empezar a cambiar caras para que no se le note excesivamente que este es “su” Gobierno. Como no hay oposición, ahora solo habrá amigos de Mariano, y eso supone más a repartir del mismo pastel.