14.12.16

Manifiesto de liberación afectiva masculina


Imagen del excelente fotógrafo Jorge Molder
Algunos hombres, cansados de la reprensión emocional a la que han sido sometidos por la cultura y en parte por valores poco humanistas, y repudiando además la estructura patriarcal con la que han sido educados, se ven obligados a transmitir, expresar y estipular las siguientes normas de libertad emocional:

Tener derecho a:

1.     Sentir miedo
2.     Ser débiles y pedir ayuda cuando lo estimen oportuno
3.     Cometer errores y no saber qué hacer
4.     Fracasar económicamente, ser pobres y no experimentar el ocio de manera intensa
5.     Vivir en paz, negarse a la agresión y a la guerra, y por supuesto a todo tipo de violencia interna y extrema
6.     Emocionarse y expresar sus sentimientos positivos ya sea física o verbalmente
7.     Estar más tiempo en familia y participar de forma activa en la crianza de los hijos
8.     Comunicarse de forma efectiva con los demás hombres y fomentar la amistad masculina sin rivalizar ni competir
9.     Disfrutar del sexo sin ser considerados adictos sexuales
10.  Poder fallar como reproductores e incluso a no transmitir el apellido
11.  Tener una sexualidad más afectiva y amorosa
12.  Intentar ser más fieles.

Basándonos en estas reivindicaciones, bien podría decirse que es lógico que los hombres reivindiquen ser débiles o tener miedo ¿Por qué no va a llorar un hombre? ¿Acaso que un hombre se equivoque es fatal?

Vivimos en una época en la que tanto el hombre como la mujer trabajan en muchos casos fuera de casa y a veces la esposa puede tener una situación más estable que el marido, y no por eso el hombre debe sentirse peor. Un matrimonio o convivencia es una unión donde todo se comparte. Incluso puede ser que la esposa trabaje y el hombre no tenga trabajo ocasionalmente y se dedique a cuidar de sus hijos y del hogar.

No por ser niño hay que jugar con pistolas y matar indios, o convertirse en alguien agresivo con más fuerza que nadie. Hay hombres, MUCHOS, que rechazan la violencia y no nos debe parece extraño, ¿por qué? Y digo esto porque en la última concentración contra la violencia de género escuché a una señora decir que le parecía raro que hubiera tanto hombre. Ese es una gran parte del éxito.

El hecho de ser hombre no implica pensar siempre en el sexo, y desde luego y como a todo ser humano, quieren disfrutar de ese momento, hacerlo placentero y si un día fallan pues no pasa nada. Nosotras a veces fingimos orgasmos y tampoco está bien ¿no?

Concluyendo: no me gustan los tipos duros, quiero que se muestren como son, y si hay que emocionarse, pues que lo hagan, y si quieren dar un biberón en público pues perfecto.

Y desde luego se pueden equivocar, tener miedo de muchas cosas, y ser románticos. Esto no les convertirá en menos hombres, todo es una manera de pensar equivocada y anticuada.

Laura Puente Ajovín