28.12.06

Ladrones y ladronzuelos, que no me lo parecen

El otro día escuchando como se ponía a parir a unos inmigrantes que se dedicaban a vender bolsos de marca falsificada y colonia de igual procedencia, empecé a pensar que yo no me entero bien de las cosas, vamos que soy algo bobo para esto.

Me puse a investigar un poco, que para eso sirve también el ordenador y, enseguida detecté que los inmigrantes pobres de la plaza venden bolsos y carteras y pañuelos y colonia y relojes hechos en países del sudeste asiático y con marcas conocidas. Terrible delito.

Y a la vez pude volver a revisar que marcas tan conocidas como las que usted ya sabe, además de fabricar excelente calzado deportivo en Vietnam vende colonia con su nombre y que un tal DG que debe ser la leche de rico por los anuncios que pone en la tele además de vender ropa vende relojes y que un tal Adolfo vende con su nombre pantalones, bolsos de piel, relojes y colonia. 

O que algunos artistas famosos por ser artistas de cine entienden tanto de colonia o de cremas faciales que le ponen su nombre como si los fabricaran en su casa, aunque se hagan en Tailandia.

La Navidad todo lo tapa, pero yo me pregunté que en dónde estaba el delito Y claro lo encontré enseguida. 

Lo grave no es que el producto sea malo o peor, ya que en realidad nadie fabrica nada de lo que vende con su nombre. El delito es que unos pagan impuestos y otros no. O sea es el mismo delito por el que se detuvo a Al Capone, ya que por los de verdad no fueron capaces de trincarlo.

La duda me surgió cuando no vi yo muy Al Capone al inmigrante de la esquina. Ya avisaba que yo estaba medio tonto.

26.12.06

El amor también se puede romper y señalarlo

El amor también se puede romper; fue anterior a la razón, a la inteligencia, pero su debilidad es uno de sus mejores aciertos pues le da garantías de cuidados, de mimos.

Cuando los humanos no habíamos empezado a pensar, ya existía amor que nos sirvió para sobrevivir, y mientras todo evolucionaba el amor se mantenía y se multiplicaba para dar vida y sentido. 


Pero a veces se rompe.

Los que se juraron amor eterno a través de este corazón del árbol, un día decidieron romperlo y lo cruzaron con un aspa, dejando claro que todo se había acabado.

Ahora alguno de ellos pasará de vez en cuando por el árbol, en el parque de su barrio lleno de buenos recuerdos…, y mirará de reojo para ver si desaparece las marcas que tacharon el amor. 


Nunca sabremos, ni tampoco ellos, cómo hubieran sido sus vidas sin esa aspa que rompe, pero el árbol les sigue recordando que el amor existió y con él un futuro que nunca llegó.