
Si en Aragón tuvimos a José Antonio Labordeta, en Andalucía tienen todavía a Manuel Gerena, un referente en poesía por la libertad, un músico poeta que lideró en los años de la Transición (lo sigue haciendo) la lógica puesta sobre los escenarios de la voz del pueblo, de la contestación desde la palabra, la música y el arte, ante una transición lenta e insegura y antes a una dictadura agonizante, que no servía para la dignidad del pueblo español.
Sevillano, trabajador humilde, flamenco cantautor, llenó escenarios en los primeros años de la transición por toda España. En Zaragoza le recuerdo en sus primeros años cuando vivía en Barcelona, dando un recital en el barrio obrero de La Paz en Zaragoza, que dejó pequeño, creo recordar (puedo equivocarme) dentro de los salones de la parroquia, donde nos mostró a los presentes que el flamenco puede hacer por la reclamación de la libertad con sus quejíos poner no solo música sino sobre todo sentimientos.
Hoy Manuel Gerena es un referente reconocido, sigue llamando a las cosas por su nombre poético y a veces tremendamente duro, no está en nada de acuerdo con la situación actual de la sociedad que tanto defendió, y se le recuerda con sumo respeto por sus numerosas actuaciones y por su lucha inmensa para trasladar a la sociedad su poesía o la de otros grandes del siglo XX, siempre que le dejaban que en aquellos años no eran muchas veces, pues las prohibiciones de sus recitales eran constantes y su entrada en calabozos una forma de exigirle que se callara.
Rafael Alberti, le escribió a Manuel Gerena en el año 1971 este poema:
La coplas que a ti te salen, te salgan como te salgan, valen.
Porque tú no estás, ni estamos, para fuegos de artificio cuando apenas respiramos.
Escribir para cantar…, cuando se canta, lo escrito ya pertenece a la mar.
Te llamas Manuel Gerena, ¡qué bien consuena tu nombre con la pena!
La pena que es valentía cuando no dejan al pueblo más que pena y agonía.
Pena grande que quebranta los huesos si al pueblo ponen una soga en la garganta.
Canta muchacho andaluz, porque tu cante a la sombra le quita cruz y da luz.
Canta y sigue, por delante de ti se abre toda España a la honda voz de tu cante.

Resulta curiosa esta portada de la revista satírica Hermano Lobo del año 1975 recién muerto el dictador Franco. Y es curiosa por que pide “amnistía” para los presos políticos de entonces. Presos por sus ideas políticas juzgadas por acciones en contra de las leyes de aquel momento, y que vistas desde hoy nos parecen absurdeces.
¿De verdad es absurdo? No voy a dudar de que los políticos catalanes que en las navidades de 2017 están en la cárcel, lo están por decisiones políticas tomadas por ellos. Se han saltado la Ley de España, pero atendiendo a mandatos refrendados como poco por sus votantes, que son millones de catalanes. Declararon la independencia y la República, que figuraba en su Programa Electoral con el que se presentaron y ganaron. Por cumplir un programa electoral que les permitió ganar, están en la cárcel. ¿Por qué se les permite acudir a unas elecciones con un programa electoral que plantea acciones ilegales?
Son políticos presos por tomar decisiones políticas. Y se habla en la España de 2017 otra vez de amnistía, aun sabiendo que sin sentencia no se puede conceder indulto. También es verdad que tenerlos en la cárcel no supone ninguna ventaja para España ni para Cataluña, y sí una vergüenza por lo que supone. Si al final se escapan a Bruselas con Puigdemont no sería un drama sino tal vez una tranquilidad política.
Desde 1975 a 2017 han pasado 42 años y seguimos hablando de amnistía. Algo se ha hecho muy mal, cuando se siguen metiendo en la cárcel a políticos, aunque hayan cometido errores del calado de los que se han cometido en Cataluña. Errores por cierto, ratificados hace tres días por otros dos millones de catalanes en las elecciones al Parlamento de Cataluña.
¿Se está dando cuenta alguien que judicializar la vida política no sirve para resolverla, sino para estropear la vida social?