30.10.19

También Netflix quiere que seamos más rápidos

Netflix está probando un sistema para ver las películas y series en menos tiempo pudiendo acelerar la visión sin distorsionar el sonido y así poder ver más televisión en menos tiempo. Un maravilloso invento para vagos y similares. Es como si a los libros les pudiéramos quitar palabras que una máquina considerara vacías o sosas, o en la vida pudiéramos suprimir las horas de sueño pues no estamos enterados de lo que nos sucede.

Por ese mismo motivo la comidas en los restaurantes nos las podrían dar hechas puré, las copas de vino ser tamaño chupito y los besos de no más de medio segundo de duración, para no estar perdiendo el tiempo. ¿El sexo? Tocar un poquito y a imaginárnoslo mientras seguimos caminando por la vida.

En nuestra capacidad para sufrir ataques de gasto programado y encima aplaudir tenemos ya ese consumismo desaforado. Más en menos, por menos… pero también para menos goce. 


Pronto dejaremos de entrar a los bares a tomarnos una caña con los amigos, pues la podríamos comprar en una máquina por la acera, servida en vaso de plástico y tomarla mientras wuaseamos con no sabemos quién. Estamos más relacionados de nada, para nada, pero con más personas que tampoco saben con quien hablar o escriben.

Nos divorciamos en dos meses, cambiamos de coche cada año, de teléfono cada vez que aumentan los megas de la cámara de fotografía, de trabajo cada vez que el jefe se cansa de tu cara. Todo es mínimo, todo es para vagos, y ahora tras lograr saltarnos los anuncios y poder dar marcha rápida a los programas de televisión para no ver lo que no interesa, viene poderlo ver más rápido incluso aquello que nos gusta. ¿Ya hemos vendido el aburrimiento?



Miedo al fracaso al entrar en un nuevo trabajo

Cuando se entra a un trabajo nuevo siempre hay dentro de cada uno de nosotros un temor lógico e incluso positivo. Da igual la experiencia que tengamos acumulada o nuestra formación, ese miedo a no estar a la altura de lo que esperan de nosotros, o incluso a lo que esperamos nosotros mismos de nuestras capacidades es lógico y como decía tiene el punto positivo de ponernos alerta y de estar muy atentos para aprender de nuevo.

Los primeros días serán positivos y fáciles, a partir de la segunda semana vendrá el hundimiento y las dudas, los temores serios y las preguntas internas, y superamos esto en unas tres semanas a lo sumo, vendrá la calma, la seguridad en sí mismo, el afianzamiento personal y la relación lógica.

Toda organización tiene su propios códigos de funcionamiento, personales, diferentes y muy necesarios de dominar para poder realizar bien nuestra trabajo. Además hay un componente personal, nuevos compañeros de trabajo, nuevo espacio físico, nuevas normas, relaciones que hay que conocer y valorar. Todo esto afecta a nuestra capacidad de futuro, sobre todo en las primeras semanas, con incluso a veces más importancia que nuestra propia formación que como mochila aportamos a la nueva empresa.

Hay que hacer nuevos contactos con los compañeros, con la dirección y posiblemente con clientes y proveedores. Hay que saber desenvolverse bien a la hora de hablar y defender posturas en un ambiente que desconocemos. No sabemos los códigos de quien manda y no tenemos pillados “el truco” de sus gestos y palabras para valorarlos bien. Así que es normal tener un cierto miedo que nos pone en alerta para desentrañar todos esos códigos que todavía no conocemos.

Cometeremos errores, sin duda, pero también será cierto que la organización si es madura, lo sabe y lo entiende, lo comprende y ayuda en su superación. Si tenemos experiencia en los cambios, en las entradas y salidas de organizaciones, sabemos que sin ser fácil, es temporal y que poco a poco iremos dominando todo el escenario. Comprenderemos bien que vamos a tener un exceso de códigos nuevos, de información que debemos apuntar incluso en un cuaderno, para revalorar si hay dudas.

Hay que pelear contra esos temores, incluso en parte contra nosotros mismos desde nosotros mismos, y confiar en nuestra experiencia y en la necesidad que tiene el grupo en ponernos fácil la tarea. Si nos han elegido a nosotros será por algo. Y recuerda… que de todo proceso se aprende, incluso cuando haya sido un fracaso. Salir de un lugar a los pocos días entra dentro de lo posible. Sucede muchas más veces de las que nos imaginamos y no es un drama sino una experiencia.

29.10.19

Zaragoza y su lío de persianas cerradas y puertas abiertas

A veces resulta complicado saber si está abierto o cerrado. me refiero incluso a la forma de pensar. ¿Estamos abiertos, nos engañamos nosotros mismos, dudados y hacemos dudar, hacia dónde queremos ir? Esta cartel de una tienda de Zaragoza es claro a más no poder. Por el hecho de estar le persiana bajada no quiere decir que esté cerrado. La persiana está por fuera pero la puerta está por dentro. Y además la persiana tiene agujeros que indican que tal vez, que es posible, que se deja meter la mano.

“Aunque las persianas estén bajadas… si la puerta se abre… ESTÁ ABIERTO”

Claro que… ¿Si está abierto pero con las persianas bajadas se puede entrar? Por que una cosa es que esté abierto y otra que se pueda entrar o te dejen entrar. ¿Tenemos pues que levantar las persianas y eso indica que una persiana bajada no es sinónimo de estar cerrados?

¿Qué le sucede a Íñigo Errejón y a Más País?

Ya surgen voces entre los compañeros de andadura de Más País apuntando al error de estrategia, al error de oportunidad, al error de creer en algo que no tenía mucha sustancia. Y estamos todavía a casi una semana de empezar la campaña electoral del 10N donde también Más País va a tener menos protagonismo que Podemos.

Iñigo Errejón como Pablo Iglesias nunca deberían haber roto pues su obligación era cuidar la Marca, la idea, el proyecto, y ambos deberían haber sido generosos en las gestiones de sus diferencias.

Aquello, en Madrid en un principio, tenía la clásica forma de propagación a todo el país para joder a la izquierda, pues a unos les interesa por un motivo y a otros por otro, y ninguno es de los protagonistas de las decisiones. Así que provocado el 10N parecía lógico y absurdo que Más País naciera y se intentara propagar. Pero de entrada los resultados no parecen buenos.

Cualquier formación política necesita para funcionar una base clara y contundente de excelentes voluntarios que hagan funcionar la maquinaria.
Un partido político sin suficiente base dispuesta a colaborar en equipo no sirve para nada, pues su futuro es hundirse y sin duda de llegar al poder su claro futuro es tener que depender de personas independientes sobre las que es muy complicado ejercer ideología.

Más País no tiene estructura fuera de Madrid.
Nada de estructura. Y sin ella no es posible dar el salto a unas Elecciones Generales, aunque está acompañado de Compromís y CHA. Mal para todos. Peor todavía si en el camino se trocean formaciones reconocidas como Equo que siendo una organización que trabaja por todo el territorio, no es una organización política al uso, con unas bases comprometidas en el trabajo político y social de calle.

Algunos errores de estos días de un Íñigo Errejón al que no quieren sacar en los medios apuntan al nerviosismo, más cuando sus primeras prospecciones hablaban de más de una docena de Diputados y ahora en algunos espacios ya se habla de entre 2 y 4. 

No somos capaces de entender que la política no siempre es obtener buenos resultados en los exámenes de las votaciones si estas no se saben planificar. Y que para obtener sobresalientes, hay que estudiar antes mucho y tener todos los deberes hechos.