29.9.25

Lo que hace la IA para ser más inteligente


La inteligencia artificial, o mejor dicho, las numerosas inteligencias artificiales que van saliendo casi como setas en el otoño, ya tienes pilladas todas, la cultura universal que se ha ido creando en el mundo. 

Se han ido llenando poco a poco y a través del último lustro de todo lo que hemos escrito, fotografiado, opinado, insultado, sea en el idioma que sea.

Ya lo tienen todo, archivado, algo revuelto pues ese es el trabajo que queda, y ahora están trabajando en pulirlo y actualizarlo. Que es lo más costoso.

Hay una parte compleja y costosa, a veces casi imposible de lograr y lo tenemos que admitir de forma triste. Hay una parte de la Inteligencia Artificial, de la IA, que se va a quedar coja, vacía, sin datos.

De todo lo que no hemos escrito, hablado o publicado e impreso en libros muy conocidos, no existirá para el futuro. 

Si de un artista nacional incluso, se ha escrito poco de él por ser alguien que por ejemplo falleció antes de finalizar el siglo XX, se ha escrito mucho menos que de un mindundi del siglo XXI.

Y la IA recopilará poco material de esta persona y de su obra, poca información, lo que de cara al futuro supondrá una minusvaloración de su importancia. 

Dentro de un siglo no será sencillo saber de muchos acontecimientos, y en cambio se sabrá en exceso y a veces de forma equivocada, de lo que está ocurriendo ahora.

Es muy sencillo llenar discos duros con información sobre la Guerra de Gaza, en comparación con por ejemplo las Guerras de los Treinta Años.

La IA ya ha barrido todo lo que está escrito y publicado en Internet, y gran parte de lo creado e impreso en libros importantes, aunque escanear es más complejo que copiar y pegar. Pero se sigue creciendo en información recopilada.

Ahora a veces, entre ellos que son muchos y mal avenidos, se pisan los accesos a bancos de datos de lo más curiosos. Los blogs por ejemplo están siendo repasados cada muy poco tiempo, para pillar información nueva.

Al final y en poco tiempo, cuando ya todos los sistemas de IA sean capaces de hacer vídeos en movimiento de nuestros abuelos mientras nos hablan de su vida pasada y con su propia voz, solo se diferenciarán por la exactitud de su información. 

Todos serán muy rápidos, todos tendrán de todo, muchos todavía serán casi gratis, pero los de pago tendrán que tener un componente diferenciador, y ese tendrá que ser la calidad. 

La NO equivocación en las respuestas de la IA ante cualquier tipo de consulta se tendrá que pagar.

Y para eso tienen que tener un buen número de informaciones sobre cualquier tema, para pulir y dar brillo y seguridad en sus respuestas.

Ahora se habla mucho de la IA adaptada al mundo sanitario, y sin duda, allí hay un gran campo que iremos viendo avanzar en muy poco tiempo. La Sanidad utilizará la IA para temas que ahora nos parecen imposibles. Y de hecho ya lo hacen. 

Por desgracia y en el lado contrario, también lo hacen ya en el campo militar, en el terreno bélico.

27.9.25

Quien construye la Paz?


No debemos hacernos preguntas incómodas si sabemos las respuestas de antemano. Es perder el tiempo.

No hagamos caso a los que solo quieren ver lo que les dicen otros que miren.

Seamos libres de mirar y entender lo que según nuestro corazón, sabemos ya qué es verdad, y qué es mentira.

Nada es solo verdad.

Nada es solo mentira.

Pero cada uno de nosotros sabemos qué es verdad y qué es mentira.

Ya somos mayores.

Así que somos nosotros responsables de nosotros mismos, y de saber qué debemos pensar.



¿Qué pensarían los grandes filósofos de toda la historia de la humanidad de los momentos actuales?

¿Cuantas veces nos dirían como poco: "Tontos y Torpes" si pudieran hablar de nuevo?

24.9.25

El cine desesperado o Robert Redford


Se oyó este pasado viernes en la presentación por el autor Pablo Simón de su obra “Entender la Política”, con la presencia en la mesa del líder sindicalista histórico aragonés Lorenzo Barón y la periodista Marina Fortuño: Trump no es una causa, es una consecuencia.

De qué. Del propio ambiente que se reflejaba en el acto: en que el noventa por ciento de los asistentes eran militantes o directivos de colegios e institutos; los que no, profesores y participantes en tertulias, jubilados y transicionados. Hijas e hijos del mayo del 68 con una media de edad que supera la setentena, en perfecta forma con todo lo que andan y bailan, a los que aún les sobra tiempo y sesera para leer y que le dieron una oportunidad a Podemos, aunque les llamaron casta.

Salí del acto fraterno y reflexioné en el número muchísimo mayor de replicantes de la sociedad milenial o X o lo que fuere que entraban a un cercano gimnasio, de la edad del ponente que incidió con toda la razón en la caída en picado del ocio compartido y de la participación social de los neo hispanos en movilizaciones sociales o asociaciones.

Puntualmente las vanguardias que se manifestaron contra la inclusión de España en la OTAN en el lejanísimo 1986 que refundió Anguita en una Izquierda Unida que casi llegó al 20% de los sufragios, salen a la calle por Free Palestina, por defender Canal Roya o por el mantenimiento del poder adquisitivo de sus jubilaciones. En el contexto mundial, doradas.

Son la generación de Redford: comprometidos (y mucho más comprometidas), hasta bellas y bellos en las arrugas, siempre en la vida pública con una sonrisa en la boca y una acción decidida, con garbo.

Esa sonrisa y garbo que plasmó Robert en sus inolvidables interpretaciones de periodistas sin fisuras morales, que tanto gustarían a los Clinton y que… el tiempo ya había superado con la eclosión del rap, la degradación de los centros urbanos de Newark, Detroit y hasta Boston… con Redford, amigo de sus amigas, organizando el festival de Sundance en la blanca, desértica y solitaria ciudad del lago salado –la mormona Salt Lake City-.

Festival para wokes que dirían los votantes de los barrios obreros hacinados en bloques, aquí y allí, que vociferan que dónde meterían a los palestinos de concederles a todos los gazatíes asilo en el España: si en el campo de golf oscense donde viven la cúpula socialista dorada de la generación de Redford o en el Picarral, en el que si nadie lo remedia, y por falta de cultura política de los votantes –se le escapa a Simón, y entonces por qué no la ha enseñado “El País” y sus políticos en el consejo de administración- va a ganar Vox.

Si se combina ver una película de los felices 70 de las de Redford, con Paul Newman aportando el contrapunto canalla de Brando y la caza de brujas, con una revisión del cine de Isabel Coixet o la mítica para tantos, por poner en imágenes la desesperación humanista, “Sirat”, la última no es que parezca post-punk, es que manifiesta el fracaso al que ya se está subiendo Alemania, del estado social de derecho.

El estado social de desecho no es el que determina las vidas privadas de los manifestantes pro Palestina. Administraron los recursos como ordenó el socialismo sueco, fueron buenistas y el resultado a las generaciones de veinte y treinta años les da igual. La solidaridad postural e hipócrita me parece viejuna hasta a mí.

Parece que “Sirat” termine con un recordatorio de que toda la humanidad en la desesperación sea igual. No es cierto, los habitantes de Asia y el Magreb prefieren despotismo con resignación que anarquía.

Tengamos la esperanza de que a esta nueva hornada de españoles o vascos o catalanes o aragoneses del nuevo milenio, la vida no les ha hecho guardar una despótica cola para renovar sus pasaportes y tienen de forma permanente el comodín de las perras de sus padres, Europa y sus Erasmus para poder desaparecer en una rave en el desierto como juego del que siempre se puede salir. Incluso aunque voten a la extrema derecha y huyan de sus valores, Papá Estado allí estará.

Ya se encargó Redford de que la revolución vaya en etiqueta, de que la belleza abra todas las puertas, de que África sea un decorado amable en que el amor es posible. Aunque te tengas que subir al techo de un tren, tú tienes esa posibilidad, ellos se siguen casando por conveniencia.

Tú les vas administrando la democracia si quieren dinero y así, aunque los ucranianos masacraran la primavera de Praga, ahora podrán ser europeos. Y aunque los dirigentes de Israel sean descendientes de los mayores europeístas ucranianos, hoy los pasamos a la categoría de tiranos asiáticos.

En la que todos estuvimos y de la que podemos salir si nos ponemos una película de Robert. No si lo hacemos con una película del facha de su generación Clint que, sin embargo, nos recordará más a nuestra propia vida. Cuando no hay eventos, nadie te ve, discutes con el manipulador de la asociación donde vas a bailar o porque cuatro mil diésel se junten para subir al Anayet...

Hostia, podríais relajaros un poco y no querer administrar siempre las causas… Qué hacéis cuando nadie os ve, ¿volver a ganar la calle al fascismo, meteros en un camión de 50.000 euros para recorrer Kurdistán como hippies y liarla parda? ¿A galopar, a galopar… hasta… aburriros en el mar?

22.09 Luis Iribarren

23.9.25

Faltan luz e ideas para resolver las guerras


Las cenizas están dentro de la urna y sin tapar.

Para que las podamos ver durante muchos años y no se nos olviden.

Las guerras es lo que tienen, que suelen salir en los libros de historia.

Sobre todo para que recordar que fuimos imbéciles.




La lámpara es insuficiente.

Alumbra solo un poquito, lo justo para ver los muertos.

Dicen que es para mantener el ambiente, pero es la incapacidad para poner luz sobre el problema.

Todos somos responsables de esa falta de iluminación para resolver el ambiente.