19.10.15

Llegan los nuevos políticos. Ciudadanos y Podemos, frente a frente

Ayer en el programa Salvados de La Sexta, Albert Rivera dejó claro que está preparado para gobernar con el PSOE, orillando a un PP anciano y decrépito que sólo sabe asegurar que España es “ellos o el caos” como un estertor moribundo. Hacer un mitin electoral y político ante casi cinco millones y medio de españoles es todo un éxito para las tres partes. Ciudadanos, Podemos y Évole.

No estuvo acertado Pablo Iglesias en los temas laborales pues desde una parte de la izquierda se empeñan en no aceptar el contrato único, cuando es un gran error. No pienso ahora volver sobre este tema, pero los cien actuales contratos sólo sirven para que los empresarios especuladores que son la mayoría, sepan a través de sus asesores, manipularlos, estirarlos como chicle, para convertirlos en basura barata y sin derechos.
Sondeo de El Mundo. Para entender mejor la gran diferencia

España percibió ayer —una vez más— que una nueva generación de políticos ha entrado para quedarse, y que además de tener las ideas muy claras pues llevan junto a ellos equipos suficientes, la saben explicar y son distintas a las que nos han llevado a la pobreza actual. España debe estar contenta con el cambio, pues además de necesario es positivo. En otros países las alternativas a “lo viejo” son mucho más peligrosas y extrañas.

Sin duda la descomposición del PP no es cuestión de unas semanas. Su poder en todas las instituciones públicas o privadas es altísimo, aunque las fisuras irán creciendo poco a poco para poder huir hacia posiciones más templadas. Mariano Rajoy está acabado y sólo nos queda saber si él será capaz de darse cuenta antes de que ya sea un hundimiento parecido al que tuvo Zapatero, González o Aznar.

Ayer Salvados no ofreció ninguna idea nueva de ambos partidos, incluso alguna duda claramente mejorable y aclaraciones necesarias de algunos temas que parecen significativos. Pero aun así la contundencia y la puesta en escena, la claridad y la forma de comunicar, el constatar que otra política si es posible, es más que suficiente como para dejar aparcado un antiguo sistema que desde la Transición ha tenido tiempo para mejorar y en cambio sólo ha sabido convertirse en burgués y perder el apoyo de la mayoría de la sociedad española.