7.11.21

Un mundo Líquido 2 - La Era PostCovid ¿Es necesaria una renta básica?

¿Teme usted al futuro? ¿Teme no tener pensión en la vejez? ¿Teme ser pobre a final de su vida? Estas son las preguntas que la gente de mediana edad en algún momento se hace. Las respuestas son tan variadas como imaginativas, porque la pandemia ha marcado un antes y un después. Al igual que un descubrimiento arqueológico se cataloga como antes o después de Cristo; así ocurre en estos tiempos, habrá que hablar de antes o después del Covid.

2019 a. del C. (covid)

Decían que estábamos saliendo de la crisis del 2008. Una generación de gente joven que navegaba entre empleos precarios, salidas al extranjero como modernos emigrantes que rememoraban a sus abuelos y rabia contenida porque su país no le había dado lo prometido. Tampoco este país se lo ha dado a la generación de mis padres que se vieron inmersos en una posguerra silenciosa, oscura y unos triajes en residencias y hospitales que determinaban si te salvabas o no cuando tenías este maldito virus.

Los países, en demasiadas ocasiones, son insensibles con la población. Había, por tanto, mucho hartazgo, mucho callar, mucho aguantar empleos precarios con sueldos míseros, demasiadas imposibilidades de pagar hipóteca, alquiler, facturas, sacar adelante a los hijos. En definitiva, mucha rabia contenida que siempre explota por un lado u otro.

2020 d. de C.

El covid nos iba a hacer mejor personas, ¿recuerdan? La geopolítica internacional de repente se iba a hacer humanista por la gracia de Baltasar Gracián. La desigualdad entre ricos y pobres disminuiría. Los terraplanistas adquirirían “volumen” cerebral. Los negacionistas se pondrían la vacuna por la gracia de la ciencia. 

La solidaridad, en definitiva, duró lo mismo que el buen rollo en navidades. Llega el dos de enero y todos volvemos a lo de siempre, según el grado de mala leche o de estoicismo que se haya adquirido en la vida y según, también, el grado de risa interna que tengas. 

Umberto Eco lo escribió bien en El nombre de la rosa, descubrir la risa mata a la religión, destruye lo establecido y, por tanto, te da por pensar libremente. Y yo creyendo que esto era bueno, pues resulta que no.

Esto es lo que piensan muchos trabajadores, los más débiles, que en diferentes países se han negado a volver a sus trabajos con sueldos míseros. El famoso, Pay them more, de Biden. Por primera vez, estos trabajadores han hecho la peineta al capitalismo más salvaje. Un día estás aquí, al siguiente vete tú a saber. Por tanto, vivo y punto. Ellos sí que han cambiado con el Covid. Son los elegidos del 2020 d. del C.

La pregunta que surge es, ¿y si tuviéramos cientos de millones de personas que le hacen la peineta al capitalismo?

Las preguntas, con las que inicié el artículo, estarían respondidas si hubiera una renta básica. Con la automatización del trabajo habrá más trabajadores que horas de trabajo. ¿Qué hacemos con ellos? Multimillonarios como Elon Musk, Mark Zuckerberg... lo tienen claro, hay que pagar una renta básica a esa gente que, dentro de no mucho, no tendrá trabajo porque no existirá. Eso sí, estos multimillonarios tienen el entusiasmo de apoyar la idea, pero no de soltar la pasta. Para eso está el Estado de cada país. Estados que arrastran deudas públicas que costarán décadas pagarlas. 

¿Puede haber una renta básica para las nuevas generaciones? ¿Viviremos un mundo más polarizado en cuanto al binomio pobreza/ riqueza? ¿Habrá verdaderamente un cambio para bien?

Siento terminar este artículo con más preguntas que con las que lo inicié. Estoy en plan socrático. Mayéutica manda y ya se sabe que este es el camino para el aprendizaje o eso me decían en el instituto cuando estudiaba filosofía.

OLGA NERI