16.10.06

Etiopía y cómo conquistar el cielo

Nos creemos en occidente que lo tenemos todo, me refiero a las personas que vivimos en la mayoría de países desarrollados, capaces de superponer la posesión por encima del amor; que no somos capaces de escuchar ni mirar a nuestro alrededor, cuya autoestima y salud depende exclusivamente de la riqueza y la valoración externa que recibimos de quienes consideramos que viven al mismo nivel o todavía superior al nuestro.

Para todos nosotros la vida exitosa será aquella en la cual obtengamos un título en la Universidad, para después conseguir un puesto de trabajo que no proporcione unas buenas ganancias, y la posibilidad de ascender lo que supone todavía una mejora económica. No es necesario ser felices ni trabajar mucho, ni pensar en los demás.

Finalmente a los cincuenta, cansados de engañarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean, empezaremos hacer méritos para ir al cielo en el futuro, y por ello decidiremos mandar dinero a un orfanato de Guinea Ecuatorial o apadrinar a un pobrecito somalí, o incluso en algunos casos, ayudaremos con unas monedas a los que viajan hasta Etiopía para dar un balón de fútbol a los niños pobres del poblado de Meki.

Y aquí es donde quería yo llegar, al extremo opuesto de la vida, a la gente que vive en países como puede ser Etiopía, personas que dejan su familia y su hogar rural para viajar hasta la capital de su país, en busca de un trabajo con el cual obtener dinero, para dar mejor calidad de vida a los suyos. 


Nosotros les hemos enseñado que el dinero da la felicidad, y salen en su búsqueda, perdiendo los valores que les quedaban, y dejan en su pueblo no solo a la familia y los amigos, sino también la risa, la ilusión, el cariño y las ganas de vivir, terminando la mayoría hundidos en la frustración y la desesperación, mendigando en las calles, volviéndose egoístas y fríos, sobreviviendo a los días, gracias a los recuerdos que les quedan del pasado o a los deseos de escapar a otros países.

También en Etiopía hay ricos muy ricos, y pobres tirados por las calles sin poder sobrevivir. El ser humano copia todo lo malo. Lo bueno…, lo bueno es más difícil de copiar.