29.10.13

¿Será que España es un problema? Si España es insoluble, el problema seríamos los españoles.

Creemos que hay un problema “en” Cataluña. Si acaso queremos matizar, pensamos que hay un problema “con” Cataluña. Algunos pensamos que hay un problema “en” España mientras que los catalanes y vascos al menos piensan que hay un problema “con” España.

¿No será que España es en sí misma un problema? Si España es un problema, no hay duda; el problema seríamos los españoles.

No tenemos claro, como sociedad, ningún concepto básico de trabajo en equipo social. Somos capaces de lo más hermoso, del trabajo más inmenso en ayuda social, pero desde la individualidad si acaso agrupada en pequeñas compañías.

España ha perdido su concepto cultural. Hoy la cultura no tiene valor y creemos como sociedad que es cosa de esnobistas o raticos.

España ha perdido es respeto hacia los españoles. Quien no se hace rico en cuatro días es por que no sabe. Quien no roba dentro de la legalidad es por que no tiene ocasión. Quien no sabe darle la vuelta a una ley para parecer que ya no existe es por que no piensa.

Las instituciones españoles están hundidas. Si leemos las encuestas de organismos públicos el desastre es brutal. Valoramos mal la Monarquía, el Gobierno, el Parlamento, los partidos políticos, los sindicatos, la Justicia y la Iglesia. Salvamos al Defensor del Pueblo, a los militares, a la policía, a la Guardia Civil y casi a los medios de comunicación.

Con estos mimbres el final de la película está claro. Eso si, será el que nosotros pedimos por favor.

Saber qué opinamos como españoles es hoy fácil. Sirve escuchar en los bares, a los amigos, a los tertulianos, leer lo que se escribe en las redes sociales, las noticias que se impulsan desde estas, las resultados de las encuestas de opinión o en las muy diferentes manifestaciones de todo tipo que surcan nuestras calles para nada.

Ideas dominantes en una España paralizada “por la nada”, que no es “por nada”.

No tenemos ya líderes que marquen caminos. No políticos, ni sociales, ni intelectuales, ni culturales. Ni siquiera musicales. Si acaso futbolistas de peinado raro y sueldo carísimo. Lo sabemos y creemos que es mejor así.

¿Quién nos manipula?
¿Sería capaz Europa de sobrevivir con estos condicionantes sociales?
¿Cuántos países habría explotado ya con una sociedad tan laxa?
¿Dónde está el límite?
¿Hasta cuando nos durarán los ahorros de bilis y ya no será posible seguir poniendo paños calientes en la herida social?

Nadie lo sabe. Nadie dice saberlo.