7.8.14

Los políticos somos incompetentes y muy mediocres. Pero no lo sabemos

Que los políticos somos unos incompetentes no hay duda; que seamos ladrones si que la hay pues la inmensa mayoría nunca hemos tocado nada que no fuera nuestro. Pero ser honrados no es suficiente para mantener la responsabilidad. Aunque hay que reconocer que la inmensa mayoría (otra vez inmensa) seguimos en puestos políticos por que no hay otros mejores. Somos mediocres pero nos mantenemos pues nadie con excelencia curricular quiere ser político. Ni cobrando ni gratis. 

Así que ahora han aparecido los desconocidos de Podemos, y los ciudadanos van locos por meterse en sus "círculos" sin saber bien si son galgos o podencos. Al menos dan la sensación de novedad y de no ser unos incompetentes. 

La mediocridad se asentó en la política por culpa de la izquierda que no supo plantear la importancia de la figura política desde el respeto. Los progresistas creímos siempre que exigir respeto iba en contra de la libertad y era una forma de manipulación y control social. Confundimos el cargo con la persona. Pensamos que exigir responsabilidad y excelencia era una forma de seleccionar a las personas que se iban a dedicar a la política, sin darnos cuenta que la obligación es exigir respeto y calidad humana "por el cargo y del cargo" no de la persona y por la persona.

Nos debe importar muy poco la persona del político, pero deberíamos haber cuidado al máximo el cargo representativo. Rita Barberá en Valencia firma sus bandos municipales con su nombre bien grande y en la primera línea. Para ella lo de menos es el cargo, lo de más quien lo ocupa. Su ejemplo es habitual, aunque no con el mismo descaro. Y esa es la vieja política, casi de la Edad Media, que debemos desterrar por mediocre e incompetente. La que sirve para que no se respete al cargo y tampoco a quien lo representa.