5.5.18

ETA ha sido enterrada. Toca reflexionar

No es posible entender la Transición a la democracia en España sin admitir el papel de ETA en todo ese camino complejísimo. ETA dificultó enormemente que España pudiera avanzar más, dando razones a militares y fuerzas del orden público o a una sociedad amiga del régimen de Franco, sobre que la sociedad española era violenta, que romper España era posible, que no se podía dejar el Estado en manos de inexpertos demócratas que habían aprendido en Europa a gestionar la libertad.

ETA siempre fue un lastre, incluso en las relaciones internacionales de España en aquellos años. Lo fue en la economía y en las libertades de prensa, y sobre todo lo fue para los propios vascos que intentaban navegar desde las ventajas económicas que tenían hasta los odios sociales que sufrían entre ellos mismos.

Ahora ETA ha desaparecido. Desde 2011 estaba muerta aunque no escenificado su entierro. Desde 1968 han pasado 50 años sin soluciones. Pero no debemos olvidar el poso que queda, pues aunque ahora entendamos que ETA es una parte de la historia que conviene olvidar cuanto antes, es una parte importante de la sociedad vasca, ya que sus acciones influyeron a/desde la política, la iglesia, la intelectualidad vasca, la sociedad civil, las escuelas o los medios de comunicación. Debemos admitir que existió, para entender los errores de todos, y para evitar que nunca se pueda volver a situaciones parecidas.