27.5.18

¿Cómo trabajan los lobbies en Europa?

Se calcula que en la ciudad de Bruselas hay destacados unos 30.000 lobbyists, es decir 30.000 personas que desarrollan su trabajo en la Capital del Parlamento Europeo para empresas o grupos que son directamente lobbies que presionan e influyen. No están todos a la vez en Bruselas, pero sí muchos de ellos…, y el resto están viajando desde las centrales de sus negocios a Bruselas o a otras ciudades europeas o mundiales, para presionar y dejarse ver. Simplemente para presionar con elegancia y arte negociador.

Un lobbies es en realidad una empresa o un sector, o un servicio, o un grupo de presión que sabe que sus negocios dependen de Europa, de lo que se decide entre pocas personas. Es sobre todo un grupo de personas muy interesadas en que las leyes que se aprueban no les afectan negativamente a los grupos que les pagan el buen sueldo por su trabajo. O que les afecten a esos grupos lo menos posible.

Y para ello emplean mecanismos muy sencillos pero eficaces. Explican, informan, comparan, hacen pedagogía manipuladora hacia los que al final tienen que elaborar las leyes o los documentos de trabajo, explican otra vez más, llevan de viaje hasta los lugares que ellos creen imprescindibles para que así vean de primera mano lo que tienen que ver, y NO vean lo que no tienen que ver, etc.

No tiene porqué existir sobornos, presiones excesivos, zancadillas o trampas. Eso cada vez se lleva menos. Nadie puede imaginarse a 30.000 personas en Bruselas intentando convencer con sobres a unos pocos cientos de políticos o de secretarios, sobre todo porque entre los 30.000 hay de todas las tendencias, y unos están totalmente en contra de lo que opinan o desean los otros. No es así, ni es lógico que así sea si se quiere éxito. La sutileza inteligente es mejor arma.

Pero quien no está en el despacho adecuado, en el momento preciso, no logra su objetivo de lobbiar. O lo que es peor, deja que hagan su trabajo de presión los que son contrarios a sus tesis, con los que se juntan en el ascensor, con los que se ríen en las barras de cafeterías guapas. Las buenas relaciones, las buenas comidas, los viajes informativos, las presentaciones, los detalles curioso y personales, son formas baratas de presionar sin que sea ilegal, aunque sea alegal.

¿Lo logran? pues a veces sí…, y a veces no. Hay políticos que no se dejan influir por nadie. Que eligen muy bien de quien recibir datos o informes. Son conocidos, pero no por eso no se les hace el trabajo de lobbiar. Simplemente se hace con mucho más tacto. Los profesionales del lobby saben los puntos flacos de toda negociación con y entre personas. No hablo de nada inconfesable, sino de profesionalidad. No debemos olvidar que es un trabajo muy duro, con mucha psicología social, con mucha inteligencia emocional y con mucha elegancia y tacto.