28.8.25

Vivir la revolución de la IA. La prehistoria de la IA


Los que ya rozamos los setenta y tenemos la fortuna de estar tecnológicamente preparados, vivimos con fascinación los avances actuales de la Inteligencia Artificial (IA). Sabemos, sin embargo, que difícilmente veremos su desarrollo pleno, ese que transformará radicalmente la vida cotidiana en las próximas décadas.

Observo la IA con admiración y cierta envidia: avanza hacia territorios que hoy ni siquiera podemos imaginar, superando cada mes los límites del pensamiento más innovador.

La Prehistoria de la Inteligencia Artificial

Estamos todavía en la “Prehistoria” de la IA. Recuerdo, hace más de 35 años, cuando por primera vez dibujé un círculo con un ratón en una pantalla y lo vi salir impreso en papel vegetal, listo para insolar en una plancha de aluminio para litografía. Sabíamos entonces que aquello acabaría con muchos oficios. Y así fue.

Hoy, la sensación es la misma: la IA está empezando, pero ya transforma profesiones, industrias y formas de vida.

Avatares digitales y la memoria de los que ya no están

Hace poco me hablaban de aplicaciones que permiten recrear avatares casi reales de familiares fallecidos, con su propia voz, recopilada su memoria digital y hasta su manera de pensar por las huellas digitales que hemos ido dejando. Todo ello guardado en el teléfono, dispuesto para conversar con nosotros, darnos consejos o simplemente añorarlos. Es inquietante y emocionante a la vez: la IA abre la puerta a nuevas formas de relación con la memoria y la identidad de los que ya no están entre nosotros.

La creación con IA: imágenes y prompts mejorados

En los últimos meses he experimentado con generadores de imágenes basados en IA. La evolución es vertiginosa: lo que hace un mes parecía un logro, hoy ya queda obsoleto.

Incluso existen sistemas que mejoran automáticamente tus prompts (las instrucciones que das a la IA), optimizando los resultados de manera autónoma. La IA ya no solo responde: también colabora con nosotros y se corrige a sí misma. Nos conoce y sabe qué le queremos preguntar pues sabe para qué queremos la respuesta, a través de las interacciones que antes hemos tenido con ella.

Salud mental, soledad y compañía artificial

El auge de la IA llega también a la psiquiatría y la psicología, en un momento de gran demanda y escasez de profesionales. Se están explorando terapias asistidas por IA para acompañar a pacientes en procesos emocionales.

Esto conecta con otro desafío de nuestro tiempo: la soledad no deseada. La IA empieza a cubrir ese espacio, ofreciendo compañía, escucha, interacción… aunque también abre debates sobre sus límites, desde el acompañamiento afectivo hasta la sexualidad virtual.

Inteligencia Artificial y guerras del futuro

No podemos olvidar el lado oscuro: la IA aplicada a conflictos bélicos. Sistemas autónomos de armas, estrategias automáticas y nuevas formas de violencia ya no son ciencia ficción. El riesgo de una carrera armamentística basada en IA está sobre la mesa.

La IA en medicina y en el trabajo diario

Pero también están los avances positivos: IA aplicada a la investigación médica, al diagnóstico, a la asistencia de los médicos de familia en tareas administrativas. Ya se están implantando herramientas —aunque todavía primitivas— que alivian la sobrecarga del sistema sanitario.

La colaboración entre diferentes IA

Hoy, verano de 2025, disponemos de varios programas de IA de gran calidad. Es posible transferir un texto o una imagen de una IA a otra, solicitando mejoras y variaciones. Las diferentes versiones de IA nos recopila, revisa, propone alternativas… pero siempre queda en nuestras manos el paso más importante: humanizar y dar sentido a lo recogido. Y es en eso en lo que de momento más nos tenemos que ir preparando, en aprender a pedir, a solicitar, y luego en revisar y mejorar lo recogido de la IA.