27.11.10

El caso de un trabajador con 50 años, que le despiden sin motivo aparente tras 31 años de oficio

Tengo a un amigo casi cincuentón al que acaban de despedir de una gran empresa. Es un buen profesional, con más de 30 años de oficio, buen organizador de equipos humanos y diseñador industrial de interiores. Domina ciertas peculiaridades de un oficio del que no hay profesionales.
Y por casualidad le llamaron de una empresa en su ciudad, que busca precisamente a un profesional como él. Las amistades funcionan bien a la hora de encontrar empleo.
La entrevista con la empresa de selección de personal fue muy bien. Se encontraron enfrente a un buen hombre, con experiencia, que no aspiraba a un inmenso sueldo, leal a casi la única empresa en donde ha trabajado, con conocimientos profesionales…
de un puesto de trabajo del que no hay donde elegir.
Era un caso claro para la empresa. Busco a EQUIS y me aparece un EQUIS ya formado y asequible.
Pero los “mirlos blancos” no aparecen así como así, se decía el entrevistador por sus “bajinis”. Por algún motivo le han despedido. Si es tan bueno como aparente, no se entiende que lo hayan despedido y además con una suculenta indemnización.
El día anterior a la entrevista mi amigo estuvo conmigo; hablamos de lo que se iba a encontrar en la misma y de cómo el gran problema iba a ser, tener que explicar lo inexplicable. Como así sucedió. Hablamos de las posibles respuestas, todas sinceras, pues no había más asunto que explicar que no había explicación lógica. O lo que es peor, sí la había, pero no resultaría creíble al no poderse comprobar. Lo habían despedido de su puesto de Jefe de Equipo para poner en esta responsabilidad al hijo del dueño.
Le aconsejé que no lo dijera así, pues resultaría una excusa tonta, no creíble. Pero en la empresa insistían en saber cual era el motivo de la desafección. Como es una buena persona los convenció desde la postura de que la crisis hace estragos y a veces hay que reducir plantillas. ¿Pero por qué a él?, pensarían en la empresa de selección de personal?
Ayer le remitieron unos test (de personalidad) para que los rellenara y los reenviara en una hora. Querían saber si el “mirlo blanco” tenía “nuez cocona” escondida en sus entrañas. Y apuntaron a otro drama imposible de convencer. Es que son casi 50 años, le dijeron con palabras bonitas.
Por terminar. Ahora además de tener experiencia, de ser buena persona, de tener unos conocimientos complejos de encontrar; debes demostrar que si te han despedido es por casualidad; y que si tienen 50 años juras que no se te notarán nunca. El país así lo tiene complicado, pues no se valora lo que se puede hacer, lo que se es, sino lo que presumiblemente serán en el futuro, lo que a lo peor has sido en el pasado. ¡Puñeteros!, si no os gusta, a las pocas semanas o meses de contratarlo lo podéis despedir. Si, por cuatro perras. Aunque si yo tuviera que hacer la selección de personal, también la haría con lupa e intentaría saber por qué lo despidieron.

Taller de escritura 22. Técnica de los primeros pensamientos


Vamos a realizar un ejercicio literario sencillo pero a veces muy eficaz. Hay unas pequeñas reglas que no nos saltaremos, y después del ejercicio veremos y analizaremos los resultados. 


O simplemente guardaremos lo escrito para un día diferente.

Se trata de sacar y escribir los primeros pensamientos que nos vengan a la cabeza. No es nada sencillo, se advierte. La autocensura es brutal…, casi siempre.

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Nos marcaremos un tiempo fijo y para ello nos pondremos el reloj delante de la mesa de escribir.

 No hay que distraerse, simplemente escribir todo aquello que nos venga a la cabeza.

 Nos pondremos un tiempo de unos 10, 15 ó 20 minutos de ejercicio, y lo respetaremos.

 Da igual si es escritura manual o en ordenador.

 Empezaremos a escribir según nos vengan las ideas o pensamientos, sin pararnos a mirar si escribimos bien, con faltas de ortografía, con errores de puntuación, con lógica en los pensamientos.

 Da igual qué escribimos, aunque sean pensamientos abstractos, aunque no tengan sentido, aunque no se enlacen unos con otros.

 El caso es escribir según nos vaya viniendo a la cabeza el pensamiento primero, sin ningún tipo de censura mental.

 Una vez trascurrido el tiempo marcado, revisaremos lo escrito y entonces sí…, corregiremos faltas o puntuación para darle sentido legible.

 Pero no corregiremos ideas, no nos censuraremos para nada.

 Guardaremos este texto como una idea en bruto, sucia, sin pulir, de la que posiblemente podamos sacar ideas para otros escritos; caminos que se puedan abrir y explorar; pensamientos que podremos colocar en los diálogos de algún personaje en construcción o por nacer.

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No es un texto definitivo, es un boceto, un montón de palabras a veces inconexas, que incluso hoy no tienen sentido ni calidad alguna, pero que guardaremos en un cajón con otros textos parecidos.

Es posible que en otro momento, con estos mismos textos que hoy no nos dicen nada, logremos edificar ideas nuevas.