25.3.21

Cuidado con pensar que esto no va con nosotros. ¿Y contra nosotros?


No debemos olvidar nunca los motivos por los que comienzan poco a poco y sin que casi nadie se dé cuenta, los conflictos más importantes en la historia de los países, de las sociedades. Siempre es poco a poco, siempre es cosa "de otros" y la inmensa mayoría de la sociedad puede permanecer al margen pues parece que no va con ellos. Siempre además, cuando estalla de verdad el conflicto, toda la violencia va contra todos. Más contra la personas pacíficas, anónimas, que nunca había movido un dedo por ninguna causa.

La mayoría de los muertos en las guerras son civiles. El destrozo siempre se hace contra las ciudades. El horror y el sufrimiento siempre ataca más cuanto más grande es una sociedad. Y nunca —dicen— nadie se había dado cuenta.

Este cartel es del año 1937, cuando ya no había remedio para parar la Guerra Civil en España, cuando ya todos los españoles íbamos a perder la Guerra. Es un cartel de la Asociación Internacional de los Trabajadores, una de las partes anarquistas que defendían las República al margen de los políticos de la misma República. Unos se apoderan de los otros, y los que sufren siempre son otros.

El cartel no tiene desperdicio aunque hay que entenderlo en un ambiente de guerra. Trabajadores con armas, patíbulos con personas ahorcadas, fábricas desde donde emanaban los obreros para defender con Acción Directa contra el Estado y el Capitalismo. 

¿Estamos seguros de que en un conflicto sabemos todos diferenciar por razones? 

¿Lo sabemos hacer hoy mismo en la España de 2021 entre violentos y pacíficos? 

Cuidado con los errores que aparentan ser fáciles, sencillos, sin importancia, pues las violencia siempre las cargan los demonios de las personas.

Hace un año del entierro de Justa. Soledad y silencio entonces


Hace ya casi un año que tuve que desplazarme hasta Martorell para asistir al entierro de Justa, una amiga de la familia, muy mayor, que falleció en una Residencia de Personas Mayores en completa soledad, sin que nadie pudiera acudir a verla en las últimas semanas, ni familiares ni amistades, pues el COVID estaba atacando con toda la fuerza del desconocimiento.

Al entierro fuimos tres personas en representación de la familia compuesta por personas mayores y que delegaron en nosotros. Y tres enterradores en todo el gran cementerio que no paraba de trabajar. Completa soledad, tristeza, miedo, sensación de que nadie de los allí presentes sabíamos cómo evolucionaría todo aquello. Las personas se morían, de momento casi todas de edad avanzada, pero en unas condiciones de soledad muy duras. Era una Guerra enferma con enemigos diminutos.

Recuerdo aquella mañana de sol como si realmente no estuviera sucediendo nada extraordinario, pues todos queríamos quitar dolor y sobre todo miedo a los momentos de confinamiento más duro. Supimos enseguida que aquello mataba pero queríamos disimular. Hice unas fotografías del momento del entierro y se las pasé a las Redes Sociales de la familia para que vieran lo que allí estaba sucediendo aunque no pudieran estar presentes. 

Algo sí teníamos muy claro. Todo había cambiado tremendamente. No pudimos ir a comer a ningún restaurante, tuvimos que ir llenos de permisos de variado tipo pues nadie sabía qué se nos podía solicitar al ir desde Zaragoza a Barcelona. Los bares estaba cerrados, en las calles no había casi nadie. Era una ciudad vacía como ya entendíamos, pero acostumbrados a pasear por sus calles en otros ambientes nos impresionó más que ver nuestra propia ciudad vacía.

El silencio imperaba entre todo el ambiente. No había nadie y no había actividad. Salimos de vuelta enseguida y tuvimos que parar en un espacio verde de la carretera para mear pues ni bares habíamos encontrado. ¿Era distópico, era el inicio de un mundo nuevo?

Hoy, un año después seguimos en situación parecida pero ya hemos interiorizado todo esto. Sabemos que es posible que en meses podemos salir algo más alegres. Hemos tenido en este año algunas semanas de descanso, de libertad, de esperanza. Hemos tenido entre los amigos y familiares algunos casos de COVID pero todos han sido vencidos bien. Hay menos miedo. Es posible que haya menos muerte. Dicen que hay vacunas. Hay esperanza.