8.11.09

Taller de escritura 4. La brevedad es muy importante


Os dejo dos textos muy parecidos, dos párrafos del mismo comienzo de un relato corto. Para que veamos mejor a lo que me quiero referir con "brevedad".

El primero sería un texto mas repujado, mas en bruto, sin pulir y limpiar.

El segundo es un texto más escueto, eliminando adjetivos y frases recurrentes, más limpio.

La literatura como la pintura, muchas veces es un ejercicio de limpiar, de quitar más que de sumar. 

Si decimos por ejemplo que "era por la mañana" no tiene sentido que insistamos con que por ejemplo, "salía el sol". Tendremos que elegir frase, hacia dónde queremos llevar la escena, qué queremos mostrar, pero a ser posible sin repetir. 

El tiempo del lector es precioso para él. No nos pertenece.

Pero como las normas no siempre están para cumplirse, cada escritor elige su estilo, su personal forma de relacionarse con la escritura. Hoy se lleva más lo escueto, lo limpio, el blanco. Pero la libertad por encima de todo.

¿Dicen lo mismo los dos párrafos?, pues yo diría que casi lo mismo pero con muchas menos letras. Veamos ambos texto y opina en tu interior.

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A
Aquella fría mañana el señor Obispo se había levantado con dolor de barriga, por la gran cena de una noche trabajada para convencer a unos banqueros venidos de la ciudad, de que aquella monjita castellana se merecía un nuevo convento para seguir trabajando.

Hay días en los que no sale el sol por los ojos, mañanas en los que la mente se queda quieta y no es capaz de ponerse a laborar ideas; y tras aquella noche utilizada para convencer a sus allegados, en la que tuvo que sacar de la cocina más ternascos de los habituales y más vino reserva del aconsejable, el estómago del señor Obispo estaba más machacado de lo que el médico le aconsejaba, por mucho que imaginándose el final, se había lanzado raudo al bicarbonato, nada más quedarse a solas con sus camareros.

Se reflotaba la tripa por encima de sus rojos faldones con sus dos menudas manos, buscando el consuelo del calor o el entendimiento del malestar, mientras recordaba las palabras que repitió a los reunidos para convencerles de que aquella joven mujer estaba solicitando lo inasequible para la Iglesia, por muy convencida que estuviera de que su vida era la entrega y la oración por los demás. Necesitaba fe de los que tienen dinero para ella repartirla entre los que sufren en silencio la pobreza.


B
El señor Obispo se había levantado con dolor de barriga, por la gran cena trabajada para convencer de que aquella monjita se merecía más dineros.

Hay días en los que no sale el sol, mañanas en los que la mente se queda quieta y no es capaz de laborar ideas; y tras aquella noche en la que tuvo que sacar más vino del aconsejable, el estómago del señor Obispo estaba peor de lo que el médico aconseja.

Se reflotaba la tripa por encima de sus faldones buscando el consuelo al malestar, mientras recordaba las palabras de la noche para que aquella joven mujer consiguiera economía para su vida de entrega y oración.