11.5.13

Lo que sabemos los políticos para poder ganar y no perder

Los políticos sabemos que la memoria del ciudadano votante es frágil, tenue, que es posible y fácil manipular los deseos de voto con unas broncas de más o de menos, unas promesas falsas y disfrazadas, unos buenos consejos mentirosos.

Sabemos que la mayoría de los votantes más que votar a favor, votan en contra “de”, votando al contrario.

Como también sabemos que el votante que es un ciudadano normal, quiere ganar y que se apunta a caballo ganador de las encuestas pues él lo que desea es simplemente ser de la mayoría que gana y así se puede quedar tranquilo.

—Han ganado por que yo así lo he querido— piensan muchas veces, mientras celebran haber ganado aunque les importe tres pistos con qué ideas y con qué programa.

Los políticos sabemos que de momento el que se abstienen no tiene ninguna importancia, que incluso es mejor eso que votar a la “competencia” pues un voto abstencionista es un voto para el equipo ganador, sea quien sea. Si solo votaran 5 personas en un país de 45 millones de ciudadanos, quien lograra llevarse 3 votos, solo tres votos, sería el campeón. Así de tonto.

Los políticos sabemos que los programas electorales no son de obligado cumplimiento y que enseguida vamos a poder decir, en caso de ganar, que lo que nos hemos encontrado es mucho peor de lo que imaginábamos, que nos han engañado y ocultado. Que los que se han ido nos han dejado las cajas fuertes vacías de todo.

Los políticos sabemos que en caso de perder nunca hay que decir que hemos perdido, está prohibido; si acaso que han ganado otros. Y que nosotros hemos subido un poco entre los jóvenes, las mujeres o los cojos de espíritu. Todo vale con tal de no decir que hemos perdido.

En caso de perder de verdad, los que pierden en serio no son los dirigentes importantes sino los de segundo, tercer y cuarto orden que se quedan sin trabajo. Esos que nadie conoce. Se les despide con cara triste, diciéndoles que no son la organización sino la ciudadanía quien los despide. Esos cabrones que no nos han votado.

Los políticos sabemos que una vez en el poder no hay que volver a hablar con los ciudadanos y menos explicar nada de lo que se hace o no se hace. Nunca lo entenderían. Lo único que nos queda es hacer lo que creemos que es mejor para seguir ganando y para no cabrear a los que nos han facilitado auparnos al poder con sus ayudas económicas. No es posible gobernar sin que nos sobre el dinero de la financiación por todos los lados. Y eso hay que agradecerlo.

Los políticos sabemos que por mucho que se cabree la gente de la calle, nunca es comparable el poder de jodernos que tienen cien mil vecinos cabreados con banderas, al cabreo de un director de banco o de una gran empresa o de un periódico, con traje, despacho grande y cuadros importantes. Hay que mimarlos pues pasan de amigos a enemigos en un plis plas.

Es básicamente lo que se nos enseña en la Universidad Borreguil de la Política Ejemplarizante.