Cambian los programas de televisión hacia el humor revisando que la sociedad sobre todo quiere —necesita más bien— sonreír un poco más.
Ya vale de tener malos humos, de estar amargado y con cara avinagrada. Los problemas los deben resolver los gestores. Eso o hundirnos con todo lo que esto conlleva.
Pero mientras tanto, entre manifestación y cabreo tienen la obligación al menos, de entretenernos con risas.
Estamos hartos, pero para sobrevivir, además de odiarlos, debemos reírnos de vez en cuando ¿no?