27.11.13

Algún sindicato debe pedir mil veces perdón sin esperarlo

Tengo la obligación moral de pensar que todo lo que se está publicando sobre los sindicatos es mentira. Debo taparme los ojos y las narices pues de ser verdad sería muy grave. Si la mitad de lo publicado sobre UGT fuera verdad sería un drama social, pues nos representaría que la idiotez mental de los que llegan a mandar no tiene mesura. Sería un fracaso más en la España actual.

Pero mi obligación moral choca frontalmente con mi lógica inteligente y me entra un dolor de espalda por no decir ingles, que me dobla por la mitad. Y no es broma aunque la dibuje con sarcasmo. Cada vez duda más de que no sea verdad.

Hay situaciones que no se salvan ni con una dimisión. Los escándalos pueden ser de diversos colores y los peores son aquellos que los realizan quienes predican lo contrario. A partir de ese momento ya no queda nada por disculpar, por entender, por explicar.

Si a la posible financiación ilegal le sumamos los escándalos de facturas falsas para rematarlo con un encargo de material falsificado hacia un país asiático (para regalarse) utilizando para ello dinero de ayudas a formación, no basta con la dimisión necesaria. Que cada uno se ponga a llorar como sepa y a tomar las medidas necesarias para pedir perdón mil veces mil.