25.7.25

Los vasos comunicantes. Contrataciones sospechosas


Cualquiera de los gestores técnicos de lo público habrá aplaudido con las orejas la declaración del secretario de la Mesa de Contratación de la licitación más que millonaria del desdoblamiento del Túnel de Belate, Navarra (el caso Belate 2) que declaró ante el Senado que había rumores sobre la adjudicación de la obra a Serbinabar de Cerdán, que expresó en el proceso de licitación algo así como que no había que ser tan chusco y descarado en favorecerla –en sentido contrario, que había que motivar mejor la propuesta porque podía cantar- y ello motivó su voto particular.

Rematándolo con una frase para los albures como es que la de que su papel no es tragar sapos ni tampoco va en su nómina que le tomen por imbécil.

Mezclémoslo con los expedientes sancionatorios que abre la Agencia Española de Protección de Datos contra los ayuntamientos que en las publicaciones someten a los ciudadanos a que su DNI sea de general conocimiento, los subrayan como peligrosos recurrentes en vía administrativa o los mecanismos para capar que la información de los expedientes se disponga por uno de los funcionarios que no los tramita (en la propia AEAT con auditorías muy estrictas), o sea hacia un concejal delegado de personal independiente que se presenta a una oposición que impulsa o evitar que se aireen en mitad de un café los datos económicos de una familia que se solicitan para que el pago de las guarderías sea progresivo según la renta.

Añadamos los seguimientos policiales mandatados por políticos a determinados trabajadores levantiscos o de baja perpetua y nos sale Montoro Asociados. No como excepción precisamente, sino como especialistas en trabajos en altura.

Después de la indignación tras conocer que Cerdán era casi gerente de algo que le montaron para ir en UTE, mientras que a los albañiles de mi pueblo no les dejaban rehabilitar patrimonio histórico oscense por no tener “capacidad profesional”, que les obligaba a ser subcontratistas de esas empresas de Tarazona que su alcalde y Presidente de la Diputación se encargó de cuidar, en nada nos extraña ni este caso ni la puerta giratoria de dimensiones de la del Hotel Ritz que se montó el ministro.

Hasta Rato ha confesado que vivió sin ser inspeccionado, eso con una radio y todo, por los ministros socialistas que le dejaron emprender.

Así que más que la inteligencia artificial al servicio de mejorar la contratación, hay algunas ideas básicas previas que conducen a concluir que no hay solución. Que el problema de España son los españoles, e incluso los superiores vascos y catalanes, como el de Serbia es que se les enciende la mecha rápido y toda su contratación es siempre de emergencia, a precio libre, dando palmas la industria de armamento rusa.

La principal de todas es que en un discurso de expiación, de crema facial hasta las trancas, Sánchez se olvidó de dos cuestiones que hasta un concejal de pueblo panadero, mucho más uno hostelero, tienen meridianamente claras de la Ley de Contratos. Por no decir que son las únicas que conocen, y descontado que en sus whatsapp y almuerzos, con más de dos chupitos, habrán dicho que en el fondo les hubiera gustado pasar una noche esperando a Daisy y al ritmo de los Blues Brothers del estercolero.

La primera es que para garantizar que una paella para los abuelos, tenga la calidad que te dieron un año o se le encargue al del restaurante de tu pueblo que puede sobrevivir y mantener el servicio con dos facturas como esa, aunque el contrato pase de los euros que te hayas obligado a poner en el presupuesto, no vas a pedir tres ofertas.

La segunda es que en los pocos casos en que te auto disciplines a hacerlo (esos en que no conozcas a ningún necesitado, o del partido, o pariente próximo del que sea…) vas a pedir las ofertas como te dé la gana, con correos electrónicos que solo entiendas tú y ya el que ya pedirá dos ofertas a otros dos que conoce. 

Resultado: se pagan informes y proyectos, será por su calidad de redacción de expertos, a un precio fuera de mercado y por supuesto absolutamente diferente a cuando “se subastan” porque no tienes, o no quieres tener que te conviene, arquitecto en tu mesa camilla.

De estos regidores, que se dice en Cataluña, y por sobrerrepresentación de lo rural, se alimenta el poder territorial de los partidos, y son los que dan el salto a comarcas, diputaciones y gobiernos regionales. Habiendo demostrado previamente, sin ideología alguna previa ni acción social demostrada (porque mi sobrina o tío está despedida) que justificase su inclusión en listas como independientes de un partido, lo poco que les temblaba el pulso en “cuidar a los suyos”. Comprando su discurso técnico a profesionales sí cualificados que les proponen proyectos o actuaciones u otros circos.

Esta gente es la única que medra y da el salto en política, o la que encabeza despachos de asesores que antes de que les fichen ya les venían contratando como lobbies: como se decía en los 80, si no te empuja el Opus, te tendrá que empujar la masonería (no confundir con socialismo e igualdad material, las dos son aunque no aparezcan en la Constitución selecciones naturales por reales y los partidos, ay amigos, contingentes).

A los demás se les y se nos aplica la ley, no hemos sido nunca adjudicatarios más que en todo caso de una beca o VPO, no queremos ir de farra sin merecernos nuestras compañías y vivimos silente y permanentemente orillados. De la participación, del consumo de almejas crudas, de que se nos caliente el morro a base de cava caro y otros vigorizantes.

Estos sagaces políticos sin formación pero con consultores no funcionarios son los que sí consideran posible cuando ascienden comportarse en una modificación de contratos que lleva un contrato al triple como si de un contrato menor sin negociación alguna se tratara. Porque cuando fueron concejales y eran los “responsables” de la contrata de limpieza no hicieron como Cubero que tenía a la contrata aburrida plantándose en el tajo a las 6 de la mañana, sino que supusieron que todas las prestaciones mensuales se traducían en una misma factura porque la calidad de la prestación era idéntica.

Serbia tiene su cultura contractual y España la suya. Aceptar incumplimientos y pasar de la Ley de Contratos que no te resuelve ni la prisa ni que te recojan la basura. Porque el papel todo lo aguanta y, al día siguiente de que te han hecho la baja, el delegado territorial de la empresa ya te sacude que su oferta es incumplible, que no la han estudiado bien, que no habían venido al sitio, que el que la redactó ha muerto porque le ha pisado un elefante, que el desahogado del encargado que hizo la oferta imposible ya no está en la empresa.

La Constitución española no se basa en realidad en la soberanía popular, sino en la soberanía empresarial. Y los partidos y sus desideologizados miembros, excepto sus militantes de base, no dejan de ser sino representantes de las empresas cuando todo se tuerce ante los funcionarios. Si las administraciones han llegado a tener al setenta por ciento de su personal interino o metido a dedo, se comprende la situación hasta por mi abuelo. Ese que se fue a África a la guerra porque le vendió su destino un señorito de Jaca por 500 pesetas.

¿Tú habrías hecho lo mismo?

Queridos tertulianos de Iker Jiménez, está muy bien hablar y denunciar qué mal está todo. Pero hubiera sido mejor o más valiente que lo hubierais hecho antes de jubilaros y no en segunda actividad. En beneficio de todes.

23.07 Luis Iribarren



23.7.25

¿Una Lista Plurinacional en la izquierda de España?


Gabriel Rufián ha lanzado un órdago a toda la izquierda española, a la izquierda del PSOE. Más claro no se puede ser, aunque sepa que lo dicho es imposible.

Se tiene que unir toda la izquierda a la izquierda del PSOE, para presentarse de forma territorial unidos en una sola lista, para las nuevas Elecciones Generales. Y aun así no hay certeza de nada

Una Lista Plurinacional con ERC, BNG, CHA, IU, Bildu, Compromís, Podemos, Sumar y Ara Més, como poco. El orden es lo de menos, no empecemos.

No entender esto es de acomplejados, pues las dificultades son tantas, que cuanto antes nos pongamos a trabajar en ello, menos posibilidades tenemos del fracaso. Las dificultades ya las sabemos, pues ni son nuevas, ni hemos logrado resolverlas en tantos años que nos debería dar vergüenza. 

No es un deseo nuevo. Tampoco eso. Pero en este caso es posible que sea un deseo de supervivencia. 

¿Alguien se imagina qué quedará de todo lo pequeñamente construido hasta la fecha, si llega al Poder VOX con mando en Plaza?

Pues eso, o nos espabilamos mucho y con urgencia, no vaya acelerarse todo a partir de septiembre, ya que vamos un poco justos de tiempos, pues habrá que calmar a muchas ideas propias que no saben distinguir entre los necesario, lo deseable y lo urgente.

22.7.25

Bosnia hoy. 01


Si hay un historiador que me gustaba revisar cuando era un fanático de la materia era Eric Hobsbawn. En mi infancia tuve magníficos profesores de historia de España, don Armando Moreno en el colegio, y varios en el Instituto. Y la amaba, aunque más la geografía de la que nació mi pasión por el urbanismo.

La historia europea nos la explicaban deprisa y corriendo. La de la Guerra Civil empezó en mi época de escolar a contarse a dos tímidas velocidades. Cómo puede un niño entender una santa alianza o los efectos de un tratado desplazando poblaciones.

Vivir la geografía soluciona todas esas preguntas. Viajar y darse cuenta que en 2025 las alianzas siguen siendo las mismas. Con acento permanente en la historia y política de los Balcanes, siendo mi recomendación empezar por sentir Turquía como amalgama y tras ello, con límite en Hungría, recorrer toda esta convulsa región del sureste europeo que el Imperio Otomano poseyó, violó, administró y también adornó con su perfume.

Lo fue en el más corto de los plazos, el caso húngaro, durante dos siglos y en el más común, nada menos que durante seiscientos años de sucesión de gobiernos provinciales o bajalatos de Serbia, Bosnia y Albania.

Cualquiera que me recuerde lo hará de niño con un atlas en la mano, lleno de colores y de flechas. Yo he sido un incombustible memorizador de nombres de ciudades de la Cuenca del Ruhr, del valle medio del Volga (Samara y Kazán), al alimón con la intensidad con se me quedaban los nombres de los jugadores de baloncesto de los 80, especialmente los de la selección yugoslava. Aquella que jugaba contra la España de los Arcega y en que brillaron el zaragozano Epi, Corbalán y Fernando Martín, pionero colono americano.

La selección balcánica (se decía entonces, cuando Grecia también podría haberse apropiado el adjetivo geográfico y no era manca en talentos) cuyo equipo base era un combinado multiusos entonces aconfesional por decreto comunista de eslavos del sur, todos hablantes en serbocroata, pero de diferentes orígenes confesionales integrado por Dalipagic, Delibasic, Kicanovic y Radovanovic. El penúltimo le dio un codazo de cárcel a Corbalán en el mundial de Cali, partido del año 1982 que vi con Manolo Reyes en el “Bar Tango”, pantalla grande, de la Calle Villacampa de Zaragoza en que España quedó cuarta, derrotada por Yugoslavia. Correspondiendo el cetro mundial a la Unión Soviética y la plata a la USA del Oso Pinone. En el combinado español fue el último baile para el elegante y distinguido vaquero Wayne Brabender.

Daba gusto ver a los que luego, a través de sus representantes, se pegaron tiros en el alma. Jugando en el estilo libre que Ranko Zeravika trajo a Zaragoza, nadie podía anticipar el dolor de la enemistad sobrevenida de Drazen Petrovic y su pivot Vlade Divac. Una de las dos croacias te han de helar el corazón.

Desde niño quise ir a Yugoslavia, luego me decepcioné ante tanta carnicería étnica con todos malos y buenos que pagaron con su vida y propiedad los menos psicópatas, y así visitar los lugares míticos que aún conserva mi colección de sellos. Las ciudades costeras dálmatas, el monte Triglav y el lago de Bled, la ciudad histórica de Ohrid donde se codificó el cirílico, los monasterios serbios en Kosovo, el estrechamiento del Danubio entre Serbia y Rumanía, la ciudadela de Belgrado o los bosques impenetrables de Durmitor y Bosnia Central.

He comenzado, más vale tarde que siempre, por Sarajevo y Bosnia. Precisamente al tratarse de la sede olímpica de invierno de los juegos de esa época, 1984, cuando Jaca soñaba con lo mismo. Previos al desmembramiento de la Yugoslavia aconfesional, partisana y atea del comandante Tito, Marsala Tita, a quien todavía homenajea la avenida principal de Sarajevo, capital de una federación confesionalmente musulmana.

Bosnia alineada políticamente no se sabe muy bien con quién en el Islam: al ser hija cultural de Turquía, tener diversos recordatorios en forma de placas y centros culturales de la contribución económica y personal de iraníes en tiempos del cerco de Sarajevo pero recibir su universidad en reconstrucción una contribución fundamental del Fondo Saudí de inversiones.

La sanfaina se completa si le metemos dados de berenjena con que el principal edificio de vidrio refulgente de la Avenida Tito lo usufructúa, logotipo al aire, la cadena televisiva Al-Jazira y que, a diferencia de Japón y su discreta embajada en inmueble austro-húngaro, Estados Unidos haya erigido en el barrio de la Universidad una como un portaaviones que no deja indiferente.

Después están los serbios de Bosnia, con su república serbia. Que dentro del estado bosnio al que se confederaron en los acuerdos de Austin no usan Sarajevo como capital administrativa, porque lo islámico ni siquiera rebajado les representa. Para eso la bombardearon desde arriba, desde los montes que albergaron las pruebas olímpicas, y vivieron planificando barbaries en Pale. Una especie de Utebo si la relacionamos con Zaragoza, o Guadalix si pensamos en Madrid.

Estos serbios aún viven en determinados enclaves de su no capital, la propia y que ejerce como tal es Belgrado –con sucursal en Banja Luka-. En pandemia si existía alguna incidencia en alguna de sus calles no intervenía la Armija bosnia ni la policía “musulmana” sino que había que dejar a la persona tirada en el suelo, dentro de un mismo país en que todos comen falafel, hasta que apareciera uno de sus policías de la República Srpska. En el territorio que dominan y que incluye Tuzla y nada menos que Srebrenica, aunque se hayan quedado a vivir sus indeseables vecinos croatas y musulmanes, ha sido en santo territorio serbio ortodoxo así adjetivado.

El líder de esta curiosa república quiere suscribir una alianza de mutua defensa con Serbia y Hungría, que otrora no se podían soportar en Voivoidina. Hoy constituyen una nueva Santa Alianza junto a los países de Cirilo y Metodio: Grecia, Rusia y ellos dos.

Croacia y Eslovenia siempre se sintieron Austria pues albergaron sus puertos. O Venecia. O directamente, con Polonia, la Ciudad del Vaticano de los eslavos.

Así que cada tres generaciones se renuevan los odios con el resultado que conocemos. Si prospera Sarajevo visitada por los emiratíes, contrataca Zagreb como sucursal berlinesa y desconfía y llama a los primos rusos el zar populista o comunista de Belgrado. Con el crucifijo ortodoxo en mano y sus iglesias de llantos de cebolla.

Porque Yugoslavia es tal cual como nos la facturó el cine de Kusturica, con los zíngaros del lugar encargándose de ejecutar por dinero lo que los demás conciban. Manchándose como aconfesionales las manos.

Metamos en la ecuación a la Unión Europea intentando acelerar la integración como tapones de Rumanía y Bulgaria, generando enclaves aislados de Rusia que no quieren saber nada de enrolarse en la ONU.

22.07 Luis Iribarren

9.7.25

Contra la corrupción, hay que ir contra las personas corruptoras


Tras una jornada muy interesante en el plano político, este 9 de julio de 2025 nos deja varios puntos de interés que debemos reflexionar con levedad al menos.

Pedro Sánchez ha estado muy bien en su intervención en el Congreso. Mejor todavía ha estado Yolanda Díaz, mientras que Abascal ha estado bien dentro de su ideología —excepto en el desprecio al que somete al Congreso huyendo— y atendiendo a sus propios intereses. 

Rufián como era esperado ha estado a la altura de lo que sabe hacer mejor que nadie. Es espléndida su forma de ver la realidad, y transmitirla. 

Y el PP ha estado mal, tirando a un error insuperable para desgracia de muchos de sus votantes y de España incluida. 

No debe caer en esas groserías de barrios sucios, en esos insultos sin educación, pues hablamos del que quiere ser Presidente de España que es el cuarto país más importante de la Unión Europea. Se equivoca al no saben comportarse como un líder.

Pero vayamos a lo magro, y no al teatro.

La medidas que se han propuesto son correctas. Algunas deberían estar tomadas desde hace dos décadas al menos. Ya veremos si finalmente salen todas.

No estoy de acuerdo con Podemos, de evitar que las empresas corruptoras no reciban nuevos encargos, pues demuestra que no conocen el mundo empresarial. Para evitar las trampas hay que conocer como trabajan los tramposos.

Si prohibimos a una empresa determinada acudir a concursos públicos no logramos evitar nada de nada. Se presentará como una UTE o con un nombre cambiado y nuevo. La defensa debe ser otra.

Hay que ir con toda la contundencia contra las personas que en representación de las empresas logran las corrupciones. Nunca contra la empresas como sujetos jurídicos, pues eso es una tontería sin utilidad. Hay que ir siempre contra las personas físicas.

Copiemos del juicio de Ana Diosdado. A ella nada de cárcel, ha quedado libre. Al asesor que hizo y asesoró, le han caído 80 años por hacer lo que sí sabía que era ilegal. Eso cambia el marco mental del resto de asesores.