7.7.07

San Fermín

Las fiestas de San Fermín en Pamplona no se pueden explicar. Es imposible. Hay que ir y vivirlas mientras el cuerpo aguante.
Yo estuve en mis años mozos y vuelves roto pero sabedor de que has estado en un lugar especial.
Pamplona es una ciudad muy seria el resto del año, pero en una semana es tomada por forasteros y extranjeros y la transforman. La libertad, el riesgo, el alcohol, la amistad y su plasticidad hacen el resto.
Se puede ir a San Fermín de muchas maneras, de serio (mientras no te descubran), de fotógrafo, de borracho. Yo recomiendo dejarte llevar, simplemente convertirte en uno más e ir junto al grupo, arropado por la masa. Descubrirás y te atreverás con la fiesta.
No busques hostales ni hoteles si vas a estar un par de días, no merece la pena además de no encontrarlos libres. Todo el mundo duerme en la calle o en los parques y es parte de la fiesta.
¿Los toros?
¿¡Ah! pero existen toros en Pamplona?
Los encierros son para los locos o para los profesionales y las corridas para los ricos o los peñistas oficiales.

Perdonar pero un detalle final. Si un día fuera Presidente, durarían las corridas de toros lo que dura un lápiz en la puerta de un colegio. Lo siento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vivo en Pamplona. En el cogollico. NO me gustan los sanfermines. Es un caos teñido de eternidad y un espejismo que envuelve por los efectos del alcohol. Realmente Pamplona puede ser seria, pero desde luego NO SON LOS EXTRANJEROS NI LOS FORASTEROS QUIENES TRANSFORMAN LA CIUDAD, que llegan con aire despistado y sólo vienen a beber. Eso no es así. La explosión y la alegría la tienen todos, y sobre todo la gente seria de Pamplona, que durante 204 horas cambia su forma de enteneder la vida, como si fuera un carnaval. Que yo no comparta esa forma de vivir la fiesta no quiere decir que no vea lo evidente. Para mí la fiesta me permite disfrutar durante 9 días seguidos de mi propia fiesta íntima donde no hay horarios ni reglas. Sólo las que yo dicto dentro de mi propio caos inventado para la ocasión. Y eso es lo bueno de los sanfermines. Es algo más profundo e íntimo que lo que se nos vende por activa y por pasiva, y que atrae a tanta gente que sólo busca desmadrarse en una ciudad sin ley, desde el momento en que llegan a Pamplona, sea el 4 o el 5 de julio.
Los sanfermines no se pueden explicar y por lo tanto es absurdo hacerlo. Cada cual,según sus gustos y apentencias, encontrará un hueco diferente en la fiesta. O tal vez acabe harto de las hordas de gente alcoholizada 24 horas sobre 24. Quién sabe. Los sanfermines son eso, un hueco en el tiempo, una suerte de irrealidad que se vive como una realidad paralela al resto de realidades que podemos vivir al mismo tiempo en el mundo. Nada más.

Ajovin dijo...

Creo que no se puede explicar mejor.
Un abrazo y cuando puedas me mandas la receta del zurracapote.