2.3.08

Mi novela sobre Aldea de Piqueras

Estoy corrigiendo mi última novela, llena de personajes negros y rudos que se convierten en fieras cuando están fuera de su diálogo con el lector.
Para los que gustan de leer les recomiendo que practiquen la escritura, que no tengan miedo a crear vidas y situaciones. No es fácil, pero eso es lo bueno, que cada día todos vayamos aprendiendo un poco más en un oficio complicado en donde muchas veces eres incapaz de dominar las situaciones.
Mis personajes son complejos, y tengo un problema dada mi bisoñez, debo conseguir que todos los personajes siendo muy parecidos, sean totalmente distintos, es como dirigir una orquesta en donde cada músico cumple un papel determinado. Cada uno solo, no sería casi nada, pero en conjunto y con sus individualidades hacen una maravilla.
Yo no aspiro a nada que no sea disfrutar con la escritura, por eso precisamente disfruto. Guardo una pequeña galería de personajes esbozados de los que tiro cuando los necesito, y a los que doy vida según las necesidades, son mi almacén de vidas muertas, de seres congelados.
Demetrio, Venancio, el Oliva, la Carolina, Jean, Pascualillo, el cura Dámaso o Abdón son los que ahora muevo entre Alicia y Luis Gracián. A usted no le dicen nada, pero viven, mueren entre y por ellos, sufren o gozan.
Atrévase a crear personajes, es tener el poder de la vida en los dedos de las teclas.