29.1.13

La importancia de ser breve en tus palabras e intervenciones

Es importante ser breve a la hora de agradar a los demás, a los que te escuchan o sobre los que deseas tener una cierta influencia. Una persona que insiste e insiste sobre un mismo tema, aunque sea para dejarlo muy claro, resulta al final muy desagradable.

Debes ganar la atención con tu brevedad y con tu cortesía a la hora de presentar los asuntos.
Ya lo dijo muy claro el aragonés Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y lo malo, si poco, no tan malo”.
Hay que intentar sintetizar las ideas, sacar lo que en realidad tiene sustancia y fuerza y quitar lo enfarragoso, lo complicado. Si dejas en una intervención lo que realmente importa, saldrá mucho más breve y más contundente. Llegará mejor y no será tan fácil que te lo interpreten mal.
Si hablas mucho pensarán que eres más tonto que si hablas poco pero dices lo importante, pues los que te escuchan también quieren hablar y sobre todo tienen el tiempo tasado para escuchar, pues no es sencillo encontrar a personas que quieran dedicar mucho tiempo a escuchar a los demás.
No es necesario emplear mucho tiempo e ideas para decir lo que es claro y simple pero bueno. Ser contundente es ser un poco más sabio y excelente.

Aumenta notablemente la pobreza en Madrid

Tras unos días por Madrid es constatable y triste ver como ha crecido el número de personas tiradas (desamparadas) por las aceras del centro de la ciudad, en comparación con hace unos meses, mucho más con años atrás. Digo tiradas, cuando podría añadir también el número creciente de personas que viven en la calle pero al menos se mantienen en pie pidiendo o intentando vender alguna prenda. La situación es grave, no hay duda, pero a su vez nos estamos acostumbrando a su visión. 

Da la sensación de que forman parte del paisaje, de las aceras. El domingo, tras caer unas gotas, batallones de ciudadanos del sur de Asia salieron a vender paraguas como si de una situación nueva se tratara. Los trabajos casi esclavos están repartidos por nacionalidades y cada grupo étnico se dedica a una labor en un país que hemos convertido en muy complicado.
Creo con tristeza que la deuda, el déficit o esas zarandajas de noticias en periódicos, no son el grave problema. Lo malo es que nos estamos acostumbrando a sufrir, a mirar sin ver, a entender los dramas como forma de naturalidad.
No, no sé cual es la solución. Yo no tengo que buscar soluciones, a lo sumo tengo que quejarme. Pero entre todos no dedicamos el tiempo suficiente para intentar encontrarla. Alguien con mando en plaza está muy equivocado y es su responsabilidad.