15.10.07

El podercito. Un poder en pequeñito pero que molesta mucho

En este país hay muchos que creen tener poder, capacidad de dominar y ordenar, de trampear y amigar con sus relaciones, de posicionar a sus colegas o familiares, de saberse imprescindibles en ciertos puestos. Es lo que yo llamo "podercito".

El poder es otra cosa, pero ellos no lo saben, porque creen que no tiene importancia tenerlo. Saber que lo que realmente mueve y muchas veces a su antojo los hilos diarios es…, su "podercito".

Se saludan en las cafeterías, se llaman por teléfono y se comentan sus trampas, manejan como nadie a los que entienden de todo para poder dominar de todos los temas, porque no hay que saber… sino tener quién sepa para dominar de todo.

Son los que realmente dominan el mundo de la calle.
Ya no existen las recomendaciones, las brutas e ineficaces llamadas de solicitud, ni casi los sobres de papel con relleno. Ahora todo es mucho más fino.

Ahora existe la palmadita en la espalda, el conocer el nombre de pila o el mote, el regalo tramposo que no deja huella, la cena entre amigos y la recena contenta, el favor que se debe sin prisa y que ya se cobrará.

El "podercito"

¿Podremos algún día explicar tan siquiera que existe esto, y convencer a todos…, que mal vamos si no detectamos el problema y jugamos a estar más unidos contra los tramposos?

Por cierto, los pobres y trabajadores de diario nunca tienen "podercito". Es curioso.