1.11.15

¿Son necesarios unos nuevos Pactos de la Moncloa?

Se reclaman desde las cuevas del miedo otros Pactos de la Moncloa, como si aquellos acuerdos sirvieran para algo más que para sentar las bases del miedo a la democracia total, de la paz social impuesta, del crecimiento de las élites económicas que pasaban desde la dictadura a la democracia cambiando las caras agrias por las simpáticas.

Con los Pactos de la Moncloa perdimos los trabajadores y ganó el “sistema” ya calmado y quieto. Nos dirán que no, que aquello sirvió para que España se pusiera en la economía mundial y sobre todo en la europea, pero es falso. Sirvieron para controlar la inflación, eso sí y es importante, pero pocos meses después ya empezaron los ruidos de sables que acabaron con el Golpe de Estado de Tejero de 1981, tres años después (y unos meses) de aquellos pactos firmados por todos. Curiosamente la AP de entonces, el PP actual, no quiso firmar el documento político y sí el económico. Y ahora son los firmes adalides de otros nuevos Pactos de la Moncloa. ¿Les creemos? La economía creció pero no se detuvieron la fuga de capitales hacia otros países ni los fraudes fiscales que iban en aumento. Es decir, se logró que los trabajadores frenaran el crecimiento de sus sueldos a través de sus convenios colectivos y lucha obrera, pero no que los que tenían el dinero siguieran jugando con él.


Es cierto que siempre los acuerdos son mejores que los desacuerdos, pero siempre es así si se negocian de igual a (casi) igual, si en cambio es la prepotencia la que impera, es el miedo creado con anterioridad para tener un punto de palanca, entonces no sólo no se resuelve nada, sino que se crean unas expectativas manipuladas que no sirven. Si acaso para unos años.

La Constitución actual permite muchas adaptaciones de las leyes vigentes a la realidad cambiante según avanzan los años. Así la fabricaron los constitucionalistas de aquellos años y así nos lo van recordando de vez en cuando. Pero nos está tocando vivir un periodo de retroceso en Europa y eso nos lleva a un punto complejo de entender. Por eso se pide la reforma de la Constitución, entrar en un periodo constituyente, del que nadie sabe bien cómo se va a salir. ¿Quién garantiza que una nueva Constitución o esta misma pero ampliamente retocada sea más progresista?

Efectivamente Artur Mas y Mariano Rajoy con la ayuda de Zapatero y el Tribunal Constitucional nos han metido en un buen lío de complicada salida. Cuando la manipulación política la crean mediocres que sólo ven al corto plazo, suelen salir hijos inentendibles en el medio plazo. Y esto es lo que ha sucedido con Cataluña. Que nadie piense que este problema y sus soluciones sólo afectan a Cataluña. Están pendientes en Europa por varios casos parecidos, pero también en el País Vasco, en Navarra, incluso en Canarias, Baleares, Andalucía, Castilla León o Aragón.

Unos Pactos de la Moncloa constitucionalistas son imposibles por la enorme diversidad de actores políticos en esta España del 2015. Y si no contienen la firma “de todos” no sirven. O sirven para unos años y poco más. ¿La solución? Sin duda el diálogo, el aceptar que los que se han equivocado con anterioridad deben abandonar sus cargos con urgencia, que España no se puede gobernar desde la mayoría absolutista, que España debe caminar hacia una Europa más igual donde se nos reconozca como país importante y no como los criados del sur. Hay que formular cambios tremendos en el mercado laboral, en el productivo, en el educativo, en la investigación, en poner en valor la cultura, en el fraude fiscal, en nuestro respeto exterior, en una nueva forma de gobernarnos desde la libertad por pertenecer a España. A los catalanes, aragoneses o asturianos nos debe interesar libremente pertenecer a España. Libremente, pero a la vez de sentirnos cómodos, sentirnos también útiles y sobre todo respetados y válidos. Pertenecer a España debe parecernos mejor que intentar ser independientes. Y eso es válido para los catalanes ahora y para todo el resto después.