18.6.19

Idioma no verbal desde la izquierda

Hay algo que no valoramos desde la izquierda y con suficiente fuerza, ante la política del día a día. Es el idioma no verbal a la hora de comunicar. No vale con decir las cosas, incluso tampoco con saber qué elegimos para decir. 

Sobre todo hoy sirve el cómo y con qué envoltorio. Lo sabemos pero no da "repelús" practicarlo.

Es cierto que esa nueva izquierda andaluza de Antonio Maillo había cambiado la seriedad por la alegría a la hora de comunicarse. Y eso funciona, hasta que le llegó una nueva forma alegre de transmitir por parte de Teresa Rodríguez

No podemos estar comunicando a los ciudadanos tristezas, quejas, problemas sin resolver, malas caras, seriedad, canciones viejas o mensajes de torpezas de todos los demás. Las personas quieren palpar soluciones.

El idioma no verbal de gran parte de la izquierda es triste, es a la defensiva, es para demostrar que hay problemas y que “los otros” nos los están provocando. Y es cierto, pero así envuelto, no nos lo comprará nadie nunca, o al menos no en número suficiente como para servir.

A las personas hay que darles soluciones y no problemas. Hay que entregarles la normalidad de la gestión que sirve, y desde la alegría de saber que somos capaces de ganar. Querer darles a los ciudadanos que ya palpan sus problemas en el día a día…, o bien más problemas o bien soluciones falsas e imposibles, lo único que se recibe a cambio es la decadencia y la sonrisa forzada que damos al incapaz de entender nada.

En esta campaña electoral municipal de Zaragoza, un partido político ofreció bajar el precio del billete de autobús urbano a 25 céntimos. Parecería una medida extraordinaria sobre un precio ya bajo en relación a otras ciudades de su tamaño. Una medida que en la teoría parecería un “caramelo” para los votantes. 

Pero no fue admitida, respetada, entendida, abrazada. Al revés, supuso un rechazo claro pues el vecino que no es tonto, sabe que es imposible y además lanzado en un momento concreto y para no ser cumplido.

Otra cosa es que hubiera la posibilidad de explicar esa medida con todo lujo de detalles económicos, donde se podría demostrar su posibilidad de ejecución, su beneficio, su nuevo paradigma mental pero no como promesa sino como realidad. 

Pero nunca se puede explicar el detalle, vivimos en un mundo de titulares, de “gruesos textos” y hay que admitirlo

El mensaje no verbal de aquella medida es que: "además de imposible se están quedando con nosotros".

Los líderes son imprescindibles para hacer funcionar las gestiones. Un empresario, un político, un futbolista son fundamentales en un proyecto que funcione sobre el resto. 

Pero alrededor de esta figura siempre hay que tener un equipo suficiente, imprescindible como ese complemento necesario que arropa al líder y le entrega las soluciones. 

El idioma no verbal nos obliga a enseñarlo. A mostrar toda nuestra capacidad de "EQUIPO".

Pero nadie va a percibir si realmente quién de aquellas figuras sabe de innovación, de control del gasto, de ventas o de control de calidad. Pero quien ve el conjunto debe observar capacidad, respeto, variedad, pluralidad de opciones. 

Puede parecer teatro… ¿pero alguien cree que la vida no es en parte teatro? ¿y qué es el teatro sino comunicación no verbal lleno de luces, colores, espacios, elementos, tramoyas, silencios, vestidos llamativos, gesticulaciones y libretos creados para que la función “funcione”? ¿de verdad seguimos creyendo que los conservadores de libro no saben de teatro —del que no se nota que es teatro—, mucho más que los progresistas? ¿nos sigue dando vergüenza —decía al principio, repelús— creer que si jugamos con las mismas reglas para todos, desde la izquierda estamos haciendo teatro, pedagogía, manipulación social?